No hay mal que por bien no venga, o por lo menos al que no se le pueda ver un utilidad. Es el caso de la progresiva desaparición de los glaciares en los Alpes, que ya ha dado como resultado importantes descubrimientos para la historia y la arqueología como Ötzi, el hombre del hielo encontrado por turistas alemanes en 1991 y que resultó tener más de 5000 años.

Más hallazgos siguieron en los años siguientes, como una túnica de lana de hace unos 1700 años o, en Noruega, un zapato de cuero de la Edad del Bronce.

Todos estos descubrimientos fueron posibles porque se derritió el hielo que los había cubierto durante siglos, y todo parece indicar que la tendencia se acentúa con los años.

Por eso la arqueóloga y científica suiza Leandra Naef acaba de lanzar un llamamiento a escaladores y alpinistas para que este verano mantengan los ojos bien abiertos en aquellos lugares donde el hielo está en recesión.

El objetivo es recuperar cuantos objetos antiguos sea posible en las cumbres del Este de Suiza y el Tirol. Se ha hecho una selección de 300 lugares con más de 2.500 metros de altitud en función de lo transitados que hayan estado anteriormente. La propia Naef explorará algunos por su propia cuenta, pero para el resto confía en los reportes que puedan llegar de alpinistas y escaladores.

De ese modo pretenden reunir un catálogo con los lugares más prometedores para posteriores investigación y prospecciones arqueológicas.

La desaparición de los hielos glaciares no es una buena noticia, como no lo son ninguna de las posibles consecuencias del cambio climático. Pero por otro lado, eso podría aportar interesantes datos para conocer un poco mejor nuestra propia historia.

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