Las vacunas son uno de los logros médicos más importantes de la historia. Desde su invención en 1873 han permitido mejorar la salud y calidad de vida del ser humano, por eso hoy en día casi no vemos a gente con sarampión, varicela, paperas o rubéola.
Pero las vacunas siempre han tenido detractores, y en los últimos años los movimientos antivacunas a lo largo del mundo está influyendo en la aparición de brotes de enfermedades que estaban casi derrotadas. Para demostrarlo, el Council of Foreign Relations Global Health Program ha realizado un mapa interactivo que recoge desde el año 2008 el resurgimiento de enfermedades infecciosas que se pueden prevenir con vacunas.
Este aumento de brotes coincide con los cambios en cómo la sociedad piensa acerca de la eficacia y seguridad de las vacunas. Muchos padres deciden rechazar vacunar a sus hijos sin ningún tipo de razón científica. Una simple búsqueda en Google Images les mostraría los devastadores efectos que estas enfermedades pueden provocar y que nuestra memoria colectiva parece haber olvidado.
En el mapa podemos ver como la mayoría de los brotes se producen en países en vías de desarrollo, donde el acceso a las vacunas es difícil y más caro de obtener. Cada círculo en el mapa representa un brote local de una enfermedad en particular, mientras que el tamaño del círculo indica el número de personas infectadas.
Desgraciadamente cada año que pasa se ven más círculos en áreas desarrolladas como los EE.UU. o Europa, algo que no debería de estar sucediendo y que muestra donde los antivacunas son más activos con su propaganda de miedo.
Pero, ¿en qué se basan? Durante muchos años estos movimientos utilizaron un estudio científico llevado a cabo por el doctor Andrew Wakefiled publicado en The Lancet donde se explicaba que existía una relación entre la administración de la vacuna triple vírica (Sarampión, Paperas y Rubeola) y el desarrollo de autismo en niños.
Todo intento de replicar este estudio fue imposible, y finalmente el doctor quedó desacreditado al descubrirse que su método de investigación había sido incorrecto y los datos falsificados. El Colegio Médico Británico dictaminó que su estudio fue «deshonesto e irresponsable«, el artículo fue retirado y a Wakefield se le quitó la licencia para ejercer en Gran Bretaña.
Aún así el daño ya estaba hecho, y su fraudulento estudio ha contribuido al descenso en el número de vacunaciones. Además ejerce sin ningún problema la medicina en los Estados Unidos, donde muchos famosos siguen apoyando ilógicamente al movimiento antivacunas.
Esperemos que mapas como éste nos hagan recordar los beneficios de las vacunas para prevenir enfermedades y salvar vidas.
Sitio Oficial: CFR
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