Los delfines, en general, gozan de buena prensa. No sé hasta qué punto tiene que ver con ello su simpática cara, pero seguro que sí lo tiene su proverbial inteligencia y las historias que se cuentan sobre su relación con seres humanos que, sin embargo, no siempre les han pagado con la misma moneda. Buena prueba de ello es la casi extinción de las especies fluviales por efecto de la contaminación y la presión antropogénica sobre el medio.
Porque supongo que ya sabrán que hay delfines de río, aunque cada vez sean menos. Por ejemplo, en el Yang Tsé los hubo hasta su extinción reciente, en 2006; también en el Amazonas. Y ahora, un equipo científico brasileño ha descubierto una nueva especie, la primera desde los inicios del siglo XX y la que haría la número cinco.
Ha sido en el río Araguaia, un largo (2.600 kilómetros) afluente del Amazonas, donde había pasado desapercibida confundiéndose con otras. Lo cierto es que los expertos creen que pudo haber evolucionado como especie propia hace dos millones de años, pese a estar emparentado con el delfín rosa amazónico.
Según explica el Dr. Tomás Hrbek, de la Universidad Federal de Amazonas, los separan detalles como la longitud de los picos (con los que sacan peces del fondo cenagoso), la morfología del cráneo, el número de dientes (24 frente a los 25 o 29 habituales) y el menor tamaño, aunque la palabra final la aportan los análisis genéticos practicados a decenas de individuos de ambos ríos.
Efectivamente, el ADN mitocondrial del delfín del Araguaia es distinto, sin interrelación de linaje con el otro. Hrbek explica que «los grupos que vemos, los haplotipos, están relacionados entre sí mucho más estrechamente que respecto a grupos de otros sitios. Para que esto suceda, los grupos tienen que haber estado aislados largo tiempo». Según los cálculos, la población rondará el millar de delfines, lo que le confiere escasa diversidad genética. Un problema.
No es el único. También preocupa el cada vez más intenso desarrollo humano en el entorno, con una presión manifestada desde los años sesenta a través de las actividades agrícola y ganadera, además de la construcción de presas hidroeléctricas. Encima, los delfines son grandes comedores de pescado y no dudan en intentar llevarse piezas de las redes de los pescadores, quienes les disparan para alejarlos.
El resultado: la especie apenas acaba de ser reconocida y ya pasa a integrar la famosa Lista Roja (peligro crítico) con la categoría de Vulnerable. Eso sí, al ser nueva toca bautizarla y el nombre propuesto es Boto Araguaiano, siendo el científico Inia Araguaiensis.
Vía: BBC News
Foto 1: Rio Cicica en Wikimedia
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