Una de las cosas más sorprendentes del Berggasthaus Aescher (literalmente casa de huéspedes de Aescher) no es su inaudita situación empotrado en el acantilado Ebenalp en los Alpes suizos. Es que ahí donde lo ven tiene unos 170 años funcionando como hotelito de montaña.

Al lado tiene las impresionantes cuevas Wildkirchli, y se puede llegar a él en coche desde Zurich (unas dos horitas), escalando si te atreves y tienes tiempo, o mediante el teleférico Ebenalp Gondola.

Claro que de hotel tiene más bien poco. Por aquí lo llamaríamos refugio de montaña. Y eso, pero con mucho más encanto, es lo que te vas a encontrar en él. Tres habitaciones donde puedes tirar tu saco de dormir. Si necesitas mantas, te las proporcionan, faltaría más.

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Cuando vayas a ducharte ten en cuenta que el agua procede directamente de la montaña. El retrete es compartido y no hay internet ni televisión.

Pero todo ello no es nada comparado con las vistas que se pueden disfrutar desde su terracita, desde mayo hasta octubre, que es cuando está abierto.

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No obstante hay que reservar, porque últimamente está bastante concurrido. En su web oficial teneis la dirección y los teléfonos de Beny y Claudia Knechtle-Wyss, que son sus propietarios.

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