Gracias al los libros electrónicos o las tablets podemos llevar miles de libros en un único dispositivo sin tener que cargar con kilos y kilos de papel. Y la verdad es que muchas espaldas agradecen este tipo de avances tecnológicos, pero en la antigüedad no se podía hacer, así que había que inventar métodos para llevar más de un libro a la vez.
Una de las técnicas utilizadas por los encuadernadores se conoce como dos-à-dos. Consiste básicamente en que dos libros están unidos lomo con lomo, así que si te aburres de estar leyendo uno, cierras y te pones con el otro. Fueron muy usados en Inglaterra durante el siglo XVI, sobre todo uniendo el Nuevo Testamento con un libros de salmos. Esta técnica a veces se confunde y se utiliza para referirse a un solo volumen en el que dos textos están unidos entre sí, con un texto girado 180º con respecto al otro, en este caso se denomina tête-bêche, es curioso que todos esto términos provengan del francés.
Pero este dos-à-dos es todavía más especial, ya que se puede leer de 6 maneras diferentes. Básicamente es un triple dos-à-dos, donde seis libros están unidos en una sola publicación, y que pueden leerse individualmente gracias seis cierres perfectamente colocados.
Algo grande y pesado comparado con nuestros gadgets, pero sin duda, un libro que en sí mismo es una pequeña obra de arte. El libro es propiedad de la Biblioteca Nacional de Suecia, y según el historiador de la Universidad de Leiden, Erik Kwakkel, el libro se imprimió en Alemania durante el siglo XVI, entre los años 1550 y 1570. En esa época la tasa de alfabetización de la población era muy baja, por eso lo mayoría de los textos eran impresos y escritos por la Iglesia. Seguramente esa sea la razón de que el libro contenga textos devocionales, incluyendo El Pequeño Catecismo de Martín Lutero.
Hoy en día con la posibilidad que nos permite la tecnología me parece lógico que los libros de papel vayan desapareciendo. Aunque para algunas cosas aún prefiero leer un libro de papel, quizás en algunas ámbitos de la sociedad es buena idea empezar a optar por un cambio, como por ejemplo en los colegios o institutos, donde los textos digitales pueden ofrecer otras opciones útiles para el aprendizaje.
Siempre nos quedarán estos objetos como pequeñas obras de artesanía y siendo un reflejo de cómo los libros han ido evolucionando. Por cierto que podéis descubrir más joyas de esta biblioteca, además de visitándola, en su galería de Flickr.
Vía: Erik Kwakkel
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