El matemático y físico Hermann Weyl afirmó en 1949 que el Universo está presente en el tiempo del mismo modo que lo está en el espacio. El tiempo no pasaría y el pasado y el futuro serían tan reales como el presente. Los eventos del pasado producirían eventos en el presente, lo que daría lugar a eventos en el futuro. Si el tiempo es como el espacio, ¿no influirían entonces los eventos del futuro en el presente y en el pasado también?
Algunos físicos como John Wheeler, Richard Feynman, Dennis Sciama y Yakir Aharonov han especulado que la causalidad es un dardo de dos cabezas, y por tanto el futuro podría influenciar el pasado. Hoy esta teoría es defendida por Huw Price, de la Universidad de Cambridge, un filósofo especializado en la física del tiempo.
Según Price, lo que ocurre es que disponemos de un control muy limitado sobre el pasado. Pero habría evidencias de que ese control existe. Se trataría de algo llamado entanglement (enredo), una característica de la mecánica cuántica.
La interpretación estándar de esto es que existe algún tipo de comunicación instantánea entre dos partículas, una comunicación que puede recorrer distancias a una velocidad mayor que la luz, una velocidad prohibida por la teoría de la Relatividad de Einstein.
Pero, según Price, si consideramos que haciendo algo a cualquiera de las partículas causa efectos que viajan atrás en el tiempo, hasta el punto en que estas estaban juntas e interactuaban poderosamente, en ese momento, se intercambia la información desde el futuro. Cada partícula altera el comportamiento de su pareja, y estos efectos se propagan a continuación en el futuro. No habría necesidad de comunicación instantánea, y por tanto, ninguna violación de la relatividad.
Lo cual sería posible teniendo en cuenta que, matemáticamente, el entanglement en el tiempo es idéntico al entanglement en el espacio. Claro que solo en determinadas circunstancias podríamos ver como el futuro influye en el pasado. Aunque los procesos de partículas individuales puedan avanzar o retroceder en el tiempo, el Universo en su conjunto está determinado en la dirección de avance.
Tenemos la sensación de que el pasado es fijo e inmutable porque tenemos registros. No poseemos registros del futuro ya que sólo los vamos adquiriendo durante el acto de vivir. Pero en el nivel cuántico el tiempo es borroso. El principio de incertidumbre de Heisenberg dicta que tenemos tan poco conocimientos de ciertos hechos del pasado como los tenemos del futuro. En un sentido profundo esos hechos no serían realmente pasado, porque no los conocemos, no los conoceremos hasta un determinado futuro.
Nuestro control del pasado es muy limitado. Y así debe ser si el Universo quiere evitar implosionar en una gran paradoja lógica. La mecánica cuántica está configurada para evitar eso.
Esta teoría tiene detractores y críticos. Sin embargo, parece que nadie ha ofrecido todavía una solución alternativa.
Traducido libremente de The Quantum Mechanics of Fate / Fotos por h.koppdelaney
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