¿Conocen Oropesa? Es un municipio de Toledo con un encanto turístico especial para quienes no limiten su concepto de vacaciones a la playa y se atrevan a descubrir el encanto de la España interior. Un encanto que se materializa en naturaleza y patrimonio histórico; omito la gastronomía porque en España la doy ya por sobreentendida.

Ubicado entre la sierra de Gredos y el río Tajo, es un buen ejemplo de tierra que fue pasando de mano en mano, según quién se impusiera por la fuerza de las armas: romanos, visigodos, árabes, cristianos… El topónimo es prerromano pero en contra de lo que muchos creen, y a pesar de que el escudo heráldico así lo refleja, la expresión «oro pesa» referida al tributo que pagarían los templarios a los moros para rescatar a una doncella no es más que una leyenda.

Pero de Historia real está bien surtido el lugar. Y si no, hagan una visita y emplearán el día en contemplar abigarrados monumentos arquitectónicos de otros tiempos, empezando por su famoso castillo que, en realidad, son dos: el Viejo, árabe (siglos XII-XIII), amurallado y con torreones circulares, y el Nuevo, construido por los condes de Oropesa en el siglo XV y a cuyo patio de armas, presidido por una imponente torre del homenaje y en el que se organizan actividades y actos, se accede a través de una espectacular rampa con escalones. Almenas y matacanes completan el conjunto.

Los condes eran de la familia Álvarez de Toledo, cuyo palacio es del siglo XV. Tiene tres plantas y un curioso cuerpo anexo octogonal llamado el Peinador de la Reina, almohadillado a la florentina. Hoy en día es un Parador Nacional. Otros edificios civiles de interés son el antiguo Ayuntamiento (s. XV-XVI, en estilo gótico mudéjar), la casa natal de San Alonso de Orozco (obispo y literato), las Casas Consistoriales (de las que destacan el arco y el reloj de la villa en la torre mudéjar), la Biblioteca Popular (modernista, inconfundible por sus azulejos exteriores), el Museo de Cerámica y las murallas levantadas por el infante don Juan Manuel.

La iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Asunción, edificada en sobrio plateresco (S. XV) con sillares de granito, aunque tiene elementos de otros estilos, es Bien de Interés Cultural. No anda corta Oropesa de templos, pues también allí se alza la ermita de Nuestra Señora de las Peñitas (s. XVIII), patrona local, y la capilla de San Bernardo, de sillería y con portada herreriana.

En esa misma línea, hay varios conventos: el Colegio de los Jesuitas (fundado por el virrey del Perú y que llegó a ser Universidad), el de las Concepcionistas (de 1523, hoy establecimiento hostelero), el de Nuestra Señora del Recuerdo (de las madres Oblatas, con fachada encalada y donde vivió San Juan de la Cruz en su juventud), el de las Misericordias (1618, de Clarisas) y el de los Franciscanos Observantes (situado extramuros).

Si no tienen bastante con ese plan cultural y quieren completarlo con excursiones al aire libre, oteando la fauna del lugar (zorro, buitre, águila imperial, cigüeña, grulla, ciervo…), la flora (alcornocales, encinares) o descubriendo por el camino rincones fascinantes (cañadas, lagunas, museos de bordados o cerámica, puentes, cruceros, monasterios…) apunten porque tienen seis disponibles para elegir.

Son la ruta del Agua (74 kilómetros con dos posibles itinerarios, norte y sur, saliendo de Oropesa hacia el embalse del Rosarito o Navalmorejo, respectivamente); la ruta de la Artesanía (46 kilómetros hasta Puente del Arzobispo); Estepas y Baldíos (49 km. hasta Alcolea de Tajo); el Camino Real de Guadalupe (en la imagen adjunta; 42 km. hasta Puente del Arzobispo pero por con otro itinerario); la Cañada Real Leonesa Occidental (40 km. hasta Las Ventas de San Julián); y la ruta de los Santos (50 km. hasta Arenas de San Pedro).


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