Atlas lagos con monstruo EEUU

Seamos sinceros, la mayoría de la gente no tendría ni pajolera idea de dónde está el lago Ness de no ser por la leyenda montada alrededor de su misterioso habitante. Así que lo que empezó como una especie de broma, hace ya tiempo que constituye uno de los motores turísticos de la zona. Un modelo, por tanto, para otros muchos que han seguido su ejemplo, aunque también hay casos que pueden presumir de ser anteriores incluso.

Nada que objetar en ese sentido. Reconozco que resulta mucho más divertido ir a Escocia o a cualquier otro lugar similar con la perspectiva de vivir, con algo (bastante) de voluntad ese tipo de mitos. Otra cosa sería creérselo realmente pero no quería entrar aquí en el cuento de la criptozoología, presunta ciencia (?) que estudia esos fenómenos, sino quedarme en la parte meramente turística.

Como dije antes, los lagos siempre han sido prolijos en leyendas sobre seres sobrenaturales. En algunos casos se trata de historias muy antiguas derivadas, lógicamente, de la dificultad de ver qué había en sus profundidades, dado que éstas alcanzan a menudo decenas de metros y sus aguas no son tan cristalinas como las de los ríos o los mares. Sin ir más lejos, en el fondo del Ness mismo es casi imposible ver nada.

Bueno, pues si quieren hacer una ruta de monstruos lacustres por EEUU arriba tienen un mapa que indica cuáles son los más importantes. Treinta y cinco nada menos, cada uno con su propia criatura correspondiente a una tipología concreta. La que más abunda es la de tipo Nessie, o sea, una especie de plesiosaurio, pero también hay tortugas gigantes, homínidos de pies palmeados, hombres-cabra, peces monstruosos, reptiles con alas, caimanes con cabeza de caballo (!) o con cuernos (!!), pulpos gigantes asesinos y anguilas-cerdo (!!!) y un lince acuático.

No sé hasta qué punto son mitos en serio o coñas de los habitantes de cada uno de esos sitios para llamar la atención y atraer turistas frikis, puesto que en EEUU no hay la tradición de los dragones y otras bestias que proliferaron en nuestra Edad Media. A no ser que provengan de supersticiones tradicionales indias, claro, como pasa a menudo.

En cualquier caso, los aficionados al tema ya saben dónde planterase unas vacaciones: en el lago Bear de Idaho, el Champlain de Nueva York, el Dillon de Wyoming, el Worth de Texas, el Alkali de Nebraska…

Vía: Atlas Obscura

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