Recuerdo que, cuando era pequeño, leí un cómic con una historia corta pero genial en la que el protagonista ganaba un concurso de mascotas presentando una almeja, de nombre Alberto para más señas. No debería ser tan difícil si se tiene un acuario de agua salada pero, en fin, no sé si a alguien se la habrá ocurrido alguna vez tener como animal de compañía algo tan insólito como una almeja; lo bueno es que no pasará por el difícil trance de su muerte, dada la longevidad de estos moluscos. Al menos algunas especies y siempre que se supere la tentación gastronómica.

De entre dichas especies habría que destacar la Arctica Islandica, que protagonizó como actor secundario (¿o debería ser actriz?) un desafortunada acción humana en aras de la ciencia. El bivalvo fue recogido por un equipo de biólogos de la Universidad de Bangor (Gales), que lo encontraron en una playa de Islandia en otoño de 2006 junto con otros 200 ejemplares variados para estudiar los cambios climáticos marinos, pues quedan reflejados en la concha. Al contar los anillos de ésta para determinar su edad, al igual que se hace en la dendrocronología para calcular la de los árboles, pues en ambos casos cada anillo equivale más o menos a un año, se llevaron una fenomenal sorpresa.

La almeja sumaba 405 años, lo que la convertía en el animal más longevo que se haya conocido nunca; ni los galápagos viven tanto y sólo algunos árboles lo superan. Su nacimiento fue en tiempos de la dinastía Ming china, de ahí que la bautizaran con ese nombre. Lamentablemente, antes de hacer el cálculo y de imaginar siquiera el tesoro biológico que tenían entre manos, habían causado la muerte de Ming al intentar abrirla. Algo que, por cierto, ha desatado una reacción contra ellos un tanto surrealista en ciertos medios.

Lo curioso llegó en 2013, cuando los científicos volvieron a contar sus anillos partiendo desde otro punto de la concha en lugar de hacerlo desde la zona ligamentosa, ya que consideraron que ésta no resultaba exacta por ser más gruesa para protección del interior. El nuevo recuento envejeció a Ming, estableciéndose una nueva edad de 507 años, algo apoyado con otros métodos de datación auxiliares como el carbono 14.

El margen de error estaría en sólo uno o dos años pero la dinastía china también reinaba entonces así que no hacía falta cambiar el nombre. Suponiendo que 507 sea la edad correcta, ello significaría que Ming nació ¡en 1499! O sea, que esa almeja fue contemporánea de acontecimientos como el reinado de los Reyes Católicos, el papado de Alejandro VI, la expedición a América de Alonso de Ojeda y Juan de la Cosa, la fundación de la Universidad de Alcalá de Henares por el cardenal Cisneros, la publicación de La Celestina o la conclusión de La Piedad de Miguel Ángel.

¿No es algo fabuloso? Pues lo mejor es que, según dicen los científicos, es muy probable que de vez en cuando se pesque alguna almeja igual de vieja o más; especialmente en la costa islandesa, que reúne las condiciones ambientales propicias para ello (aunque, ojo, que también las hay en la ría de Vigo). En tal caso su destino casi seguro es acabar en el estómago de algún afortunado comensal ignorante de que está desgustando un bocado de cinco siglos. ¿Tendrá un sabor especial?

Más información: Wikipedia

  • Comparte este artículo:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.