Si preguntásemos el nombre de un famoso asesino en serie, el primer nombre que le vendría a la mente a una inmensa mayoría seria Jack el Destripador. Cosa curiosa si se tiene en cuenta que jamás se pudo desvelar su identidad, a pesar de que teorías no faltan.
La lista es casi inagotable porque Jack fue el primer asesino mediático de la historia y, en consecuencia, su repercusión popular alcanzó tal nivel que se han publicado cientos de libros y docenas de películas que intentan desvelar quién fue, unos con más rigor que otros pero todos sin pruebas concluyentes.
Así, en aquel siniestro 1888 ya surgieron propuestas que acusaban al duque de Clarence (nieto de la reina Victoria), al dr. William Gull (médico de la soberana), al pintor Walter Sickert, a un sioux que formaba parte del tour europeo del espectáculo de Búfalo Bill, a un abogado homosexual llamado Montague Druitt, etc. Luego se fueron añadiendo otros muchos, a cual más descabellado, implicando a colectivos (masones), apareciendo falsos diarios… Da la impresión de que no hay londinense que no tenga un antepasado sospechoso.
Todo se enrredó aún más al saberse que el autor de la carta enviada a la policía firmada como Jack el Destripador no era en realidad sino un periodista alcohólico y sin escrúpulos llamado Thomas Bulling. Y cada nuevo descubrimiento, cada nueva teoría, añadía un arabesco más al asunto de manera que se fueron creando multitud de ramificaciones y deformaciones, unas apoyadas en otras de manera que si cayera una lo harían las demás, como una hilera de fichas de dominó.
Algo así es lo que sugiere la última teoría, según la cual «Jack el Destripador simplemente no existió como tal». Su autor es un exdetective de la policía de Bedfordshire llamado Trevor Marriott, que ha pasado once años estudiando los expedientes originales de los casos, tamizándolos con las modernas técnicas criminalísticas y forenses para llegar a la conclusión de que todo «ha sido totalmente distorsionado con el paso de los años». Y recuerda que fue Thomas Bulling quien puso de actualidad otros casos tremebundos ya olvidados antes de 1888. De hecho, parece ser que le pagaba el propio Scotland Yard para que los publicara, con vistas a que se apoyara la prevista apertura de una central de policia en Whitechapel.
Marriott es de los que no cree en un solo asesino sino en varios, a los que achaca hasta diecisiete crímenes en Inglaterra, EEUU y Alemania en lugar de los comúnmente cinco aceptados de Jack y, además, a lo largo de un amplio período de tiempo, entre 1863 y 1894. Y como ejemplo menciona el caso del pescadero germano Carl Feigebaum, detenido en Nueva York (y luego ejecutado) en 1896, en un escenario del crimen muy similar a los de Londres. Asimismo, cree que los destripamientos no fueron tales sino que los órganos internos de las víctimas se extrajeron en la morgue.
«El público en general ha sido completamente confundido por tantas publicaciones y autores» explica el exdetective- «Hay que preguntarse si Jack no será una leyenda urbana. Cerca del 80% de los libros que hay sobre él suelen representarlo acechando en una esquina, con larga capa y sombrero de copa. Eran ropas de la clase alta, de alguien distinguido, pero si volviéramos a 1888 y alguien paseara por Whitechapel de noche vistiendo así no hubiera durado ni cinco minutos».
De todas formas hay que tener en cuenta que Marriott está haciendo un tour por Reino Unido titulado Jack the Ripper. A 21st Century Investigation, por lo que se puede decir que está vendiendo su producto, sea bueno o malo. Y esa seguridad a la hora de expresar sus afirmaciones no es nueva. Cada cazador del Destripador, apelativo que se da a quienes investigan y elucubran sobre la identidad de Jack, presenta un convencimiento similar, a pesar de lo cual pasan los años y siguen brotando más y más teorías. Es lo que cabía esperar en el 125º aniversario.
Vía: express.co.uk
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