Días atrás estuvimos hablando de planetas de agua pero hoy vamos a cambiar de material. Antes, una digresión. ¿Saben lo que es un diamante? Si, claro, una piedra preciosa que se talla de forma prismática y alcanza un gran valor, tanto por su uso comercial para joyería de lujo como por sus aplicaciones industriales, derivadas de la extraordinaria dureza que posee.
Pero yo me refiero a su composición. Un diamante está hecho básicamente de carbono sometido a una gran presión durante millones de años. Aún recuerdo una tira cómica de cuando era niño sobre un superhéroe llamado Superióribus que, cuando necesitaba dinero para pagar alguna deuda, cogía un pedazo de carbón y lo aplastaba entre sus manos, transformándolo en un diamante (por cierto, luego pedía que le devolvieran el cambio).
Ahora bien, al igual que pasa con los otras gemas y con los metales preciosos, la clave de la cotización de los diamantes está en su escasez y la dificultad de extraerlos de debajo de la tierra. La pregunta es ¿qué pasaría con su precio si de pronto hubiera diamantes por todos lados? Que se desplomaría, claro, salvo que la explotación fuera algún tipo de monopolio rígido como el que hizo España con el oro de las Indias.
Todo esto viene a cuento de que hace ya tiempo que se han detectado en el espacio exterior planetas compuestos por diamante. El último se llama 55 Cancri y se encuentra en la constelación de Cáncer, a unos 41 años luz de distancia (o sea, cerca, por lo que se ve con los telescopios), orbitando -y en esto es único- alrededor de una estrella muy similar al Sol.
Dicha órbita es muy rápida, de manera que un año de 55 Cancri dura sólo 18 días, frente a los 365 de la Tierra. Además tiene tres veces el tamaño de la Tierra, una masa parecida a la de Neptuno y su temperatura alcanza los 2.148 grados centígrados.
Descubierto por científicos de la Universidad de Yale (EEUU) que al principio pensaron que era acuático, finalmente parece que se decantan por el carbono: la capa de este elemento, al que acompañaría también el grafito, tendría unos 4.000 kilómetros de grosor, lo que significa más o menos la masa de nuestro planeta. El resto sería de hierro, carburo de silicio y algunos silicatos, probablemente.
¿Se imaginan un diamante del tamaño de la Tierra?
Más información: Wikipedia
Discover more from La Brújula Verde
Subscribe to get the latest posts sent to your email.