La imaginación humana, combinada con la tecnología y el diseño, constituyen una fuente inagotable para fabricar cosas raras. Creo que actualmente no hay casi nada, por extraño que nos parezca, que no podamos encontrar cualquier día en alguna tienda de algún rincón del mundo. Un buen ejemplo es éste, en el que además hay un toque vintage. No es algo que resulte especialmente espectacular ni va a cambiar la civilización o mejorar nuestras vidas, pero, la verdad, en su simplicidad llama un poco la atención.
Se trata de discos de madera. Sí, ahora que incluso que los CD se quedan anticuados en favor del almacenamiento de música en formato no material, cuando hay una corriente nostálgica que reivindica los discos de vinilo basándose en ciertas propiedades sonoras que los formatos digitales pierden, llega Amanda Ghassaei y vuelve a fabricar estos últimos pero sustituyendo el legendario plástico negro por madera.
Amanda, una estadounidense de 24 años natural de San Francisco licenciada en ingeniería, utiliza un cortador de rayos láser denominado Epilog 120 Watt Legend EXT con el que es capaz de tallar finamente los mismos surcos que tenían los discos, aquellos que, al girar en un plato, eran leídos -¿se puede decir así?- por un brazo que terminaba en una aguja e iba avanzanzando siguiendo la espiral.
Evidentemente, Amanda no parte de cero sino que utliza el sonido emitido por un lector MP3: mediante un programa, convierte los números de la codificación en un PDF. Luego, el láser graba los surcos en la madera siguiendo los vectores indicados, de manera similar a esa otra moda reciente de imprimir armas en 3D. Tarda unos tres minutos en grabar cada cara, siendo sus primeras elecciones temas de Joy Division, Radiohead y The Velvet Underground. Incluso facilita un directorio de instrucciones explicando el paso a paso para que cada uno pueda hacerse su propio disco de madera (en el enlace anexo).
Claro que habrá que ver si hay muchos interesados. Al parecer el resultado no es precisamente de alta fidelidad por culpa del material. Como recordamos de las clases de Física, la madera no es buena conductora del calor pero, por lo visto (o más oído), tampoco del sonido. Los surcos son demasiado anchos y se pierde calidad hasta el punto de que, si un MP3 ofrece 16 bits de profundidad y 44,1kHz, el disco de madera se queda en 5 bits y sólo 4,5 kHz. Y encima con peligro de carcoma.
Vía: Daily Mail
Instrucciones: Amanda Ghassaei
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