Turbulencias

Uno de los mayores retos a los que se enfrenta la humanidad es combatir el cambio climático, tema polémico donde los haya, y donde todavía existe una gran oposición acerca de los verdaderos peligros que éste puede producir. Si hace unos días os hablamos sobre el posible aumento de huracanes en Europa, en esta ocasión un nuevo estudio publicado en Nature Climate Change sugiere que en los próximos años los vuelos que atraviesen el Atlántico Norte sufrirán de más turbulencias debido al cambio climático.

Sin duda una mala noticia para las personas que no les gusta volar, pero también para el bolsillo de los pasajeros, ya que más turbulencias significa mayor gasto por parte de las aerolíneas, que por desgracia, se verá reflejado en el precio final del billete. El estudio liderado por el científico Paul D. Willimas, de la Universidad de Reading, y el doctor Manoj M. Joshi, de la Universidad de East Anglia, ha sido presentado en la asamblea general de la Unión de Geociencias Europeas (EGU) en Viena. Y por primera vez, se han centrado en cómo el aumento de la la concentración de CO2 en la atmósfera provocará que las turbulencias atmosféricas sean más frecuentes.

Williams y Joshi realizaron su investigación en el Atlántico Norte ya que es una de las rutas aéreas más transitadas, y es que alrededor de 600 vuelos entre América y Europa atraviesan esa zona. Elaboraron un modelo matemático para simular los cambios que se producirán a más de 10.000 metros de altura, centrándose en las corrientes de chorro.

Este tipo de corrientes de aire están vinculadas a las turbulencias de aire claro (CAT), que son las más difíciles de evitar ya que los pilotos no disponen de los instrumentos(radares, satélites) para detectarlas. Varios estudios han demostrado que la fuerza de las corrientes de chorro se ha incrementando, por lo que las turbulencias en los próximos años irán en aumento a medida que el planeta se caliente.

Williams y Joshi utilizaron un supercomputador para comparar el clima pre-industrial con uno que contenía el doble de dióxido de carbono, algo que podría ocurrir sobre el 2050. Llegaron a la conclusión de que 16 de las 21 rutas aéreas más utilizadas por los vuelos transatlánticos podría verse afectadas, la intensidad de la turbulencia podría aumentar entre un 10% y 40%, y según el modelo aplicado, la frecuencia aumentaría entre un 40% y un 170%.

Vamos, que si se cumplen los peores pronósticos nos esperan unos viajes muy moviditos. Como las turbulencias de aire claro no pueden ser detectadas con antelación, los aviones tienen que rodearlas en el momento en que las sufren, provocando un aumento en el gasto de combustible y en la duración del vuelo. A esto hay que sumarle los daños que pueden causar en los aviones, ya que al pasar por más turbulencias, la estructura del avión sufrirá más y se acortará su ciclo de vida. Juntando todo, las compañías aumentarán sus gastos de mantenimiento, combustible y finalmente serán los pasajeros quienes tengan que pagar más.

Quizás si empieza a afectarnos al bolsillo puede que el cambio climático se tome más en serio.

Vía: BBC

Foto: NASA

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