Uno de los paisajes más bonitos y espectaculares de EEUU, que ya es decir, es el Gran Cañón del Colorado, en Arizona. Se trata de una garganta excavada en la roca por el río homónimo que hoy está protegida como Parque Nacional.

A lo largo de millones de años, la acción erosionadora del agua fue creando ese corredor de 446 kilómetros de longitud que, en algunos puntos, llega a alcanzar 2.422 metros de desnivel. El atractivo turístico se plasma en la visita a la inmensidad -hasta perederse de vista en el horizonte- de ese desierto, en las caprichosas formas de sus rocas, en los mil tonos cromáticos de los estratos e incluso en los pueblos indios que aún habitan la zona, los anasazi.

Los españoles tenemos el interés añadido de saber que el primer occidental que lo vio fue un compatriota, allá por 1540: García López de Cárdenas, que formaba parte de la expedición de Vázquez de Coronado. Otro español, Fernando de Alarcón, navegó antes que nadie el río Colorado, descubierto el año anterior por Francisco de Ulloa. Hoy son las balsas de goma de empresas de rafting las que recorren sus aguas; qué cosas.

Bueno, el caso es que dentro del parque hay un mirador que se ha hecho famoso por lo insólito de su propuesta y las impresionantes vistas que proporciona. Me refiero al llamado Skywalk, palabra que significa algo así «caminar sobre el cielo». Y es que de eso se trata, aunque haciendo una pequeña trampa.

El Skywalk es una plataforma en forma de herradura que se asoma a uno de los abismos del Gran Cañón, nada menos que a 1.200 metros de altura. Su gracia está en que tiene una estructura de acero pero el suelo está formado por lunas de cristal que sobresalen del borde del precipicio una veintena de metros, formando una pasarela de suelo transparente que da al que lo pisa la sensación de flotar en el aire.

Aunque dicho suelo es seguro, pues el grosor del cristal es de 10 centímetros, lo cierto es que más de uno caminará sobre él con temor o incluso vértigo. Pero sin duda es toda una experiencia e insisto en su seguridad: al parecer está concebido para aguantar 70 toneladas de peso y vientos de 160 kilómetros por hora. Es más, puede resistir terremotos de grado 8, así que se puede disfrutar sin miedo; al menos en ese sentido.

Diseñado por Mark Johnson, fue inaugurado en 2007 en Grand Canyon Skywalk, Tusayan (Arizona 86023), curiosamente encargado por la tribu Hualapai.

Más información:
El Gran Cañón en Wikipedia

El mirador Skywalk en Wikipedia

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