Cuando eramos más jóvenes y teníamos que estudiar los accidente geográficos, uno de los más faćiles de recordar era el Cabo de Gata, por motivos obvios. Luego, en la Universidad, leías a los clásicos de la Antigúedad descubriendo que Aviano, por ejemplo, lo llamaba Cabo de Venus en su Ora maritima y que, de hecho, el Cerro de la Testa acogió posteriormente un templo romano en honor de esa diosa.
¿Y de dónde sale lo de Gata? se preguntarán muchos. Pues de ningún felino, como muchos pensarán, sino de los colonos púnicos asentados en el lugar, que al parecer encontraron numerosas ágatas en el entorno. Claro que ésa es una versión; otra, más prosaica, dice que la palabra deriva del árabe qabta, que significa cabo.
En fin, el caso es que el Cabo de Gata es uno de los atractivos paisajísticos de la provincia y del municipio de Níjar, donde se localiza. De hecho está catalogado como Parque Natural, el primero marítimo-terrestre de Andalucía (1987) y el mayor espacio protegido de esas características de todo el Mediterráneo occidental europeo.
Es un lugar, uno de los pocos de origen volcánico en la Península, con una extensión de 37.500 hectáreas más una franja marina de una milla de anchura (12.012 hectáreas más) en las que se desarrolla una gran riqueza ecológica, geológica, histórica, antropológica y paisajística. La zona costera alcanza 63 kilómetros de áridos acantilados y fondos marinos entre la Playa de las Salinicas en Carboneras y la Rambla de Aguas, con especies animales y vegetales endémicas de las que hay que destacar la Posidonia, que forma grandes praderas submarinas.
Pero también el Hombre encontró allí un hábitat. Fruto de ello es el patrimonio arqueológico que se conserva, con yacimientos del Calcolítico, la Edad del Bronce y la dominación romana, aparte de varios pecios. De épocas posteriores perduran fortificaciones árabes y el Castillo de San Francisco de Paula (1738), construcciones todas que están catalogadas como Bienes de Interés Cultural. Alguna, como la del castillo, incluso fue reconvertida para acoger el majestuoso faro de 18 metros de altura erigido en 1863.
Un turista puede solarzarse visitando estos sitios a la par que disfruta de espléndidas playas como las de Monsul, los Genoveses, los Muertos, Isleta del Moro, etc. Y es que en el entorno se sitúan poblaciones de gran atractivo como Roquetas de Mar o Mojácar. Porque, en efecto, la nómina de hoteles en el Cabo de Gata es amplia y variada, capaz de satisfacer a todos los públicos. Por ejemplo, Hoteles Barceló tiene un establecimiento de 4 estrellas.
También hay deportes náuticos, miradores ornitológicos, un Jardín Botánico e infinidad de cosas más. Mención aparte para la gastronomía almeriense que se puede degustar en los pueblos de los alrededores: gachas con perdiz o pescado, migas, cazuela de fideos, olla de trigo, remojón y, por supuesto, el pescado frito.
Una curiosidad más: si al visitante le suena algo de lo que ve es por el cine; el parque ha servido de escenario de rodaje para muchas películas, algunas muy famosas como Lawrence de Arabia, Cleopatra, El bueno, el feo y el malo, Patton o Indiana Jones y la última Cruzada.
Más información: Red de Espacios Naturales de Andalucía
Foto: Pablo Forcén en Wikimedia
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