Rosas coñac tumba Poe

Mañana,19 de enero, es toda una efeméride literaria, ya que en tal fecha del año 1809 nació Edgar Allan Poe. Sus lectores y fans saben lo que eso significa: a primera hora de la mañana alguien depositará sobre su tumba tres rosas y una botella de coñac, con cuyo contenido brinda en su honor.

Nadie sabe exactamente quién es el misterioso devoto; se supone que eran dos, primero el padre y luego el hijo, bautizados con el unificador nombre de Poe Toaster. El caso es que Poe Toaster no faltó a su fúnebre cita desde 1949 hasta hace un par de años, a partir de los cuales acá el sepulcro amanece inmaculado. Hay quien lo considera mejor, pues la costumbre se había convertido en una especie de circo con apuestas y todo.

Poe era o es un escritor de culto, pero cuando se lee rebasa ese calificativo simplista. La literatura fantástica actual nació con él y autores como Baudelaire, Guy de Maupassant, Lovecraft o Borges le deben bastante. Escribió cuentos de terror, sí, pero también de otros géneros como el policíaco (¿qué habría sido de Sherlock Holmes sin Auguste Dupin?) o incluso el humorístico (lean el relato Arrogancias y se partirán de risa leyendo las andanzas de un experto en narices), sin olvidar sus celebrados poemas (El cuervo fue el que le hizo famoso) o la única novela que escribió, la inclasificable Narración de Arthur Gordon Pym.

Al mito literario corre parejo el mito personal. Su vida fue una acumulación de despropósitos desde una infancia huérfana, rebelde, problemática y poco sociable, hasta el contacto con el juego, las deudas y, ay, el alcohol de su etapa universitaria, que zanjó sin terminar los estudios y enfrentado con su padastro. Algo parecido a su efímero paso por West Point, de donde fue expulsado. similar también similar a sus trabajos para montones de periódicos, que le abrían sus puertas… para cerrárselas al poco por sus continuas borracheras y enfrentamientos con los jefes.

Su vida personal también tuvo miga. Casado con su prima Virginia cuando ésta sólo tenía 13 años, el matrimonio vivió con estrecheces y, a veces, directamente en la pobreza sin que los magníficos relatos que publicaba Poe le reportaran beneficios suficientes. Ni siquiera el éxito de El cuervo bastó para mejorar las cosas y poco después de que Virginia muriera de tuberculosis, su marido intentó suicidarse; no sólo fracasó sino que la botella de láudano que se bebió le mejoró la salud.

Pero únicamente la física. En octubre de 1849, a pocos días de volver a casarse con una antigua amiga, le encontraron tirado en un callejón de Baltimore con ropas ajenas y amnésico. Fue llevado al hospital, donde murió en medio de un fuerte delirium tremens por alcoholismo.

¿Se volverá a depositar la ofrenda en su tumba mañana? Si es así ¿Será el mismo enlutado desconocido? Su ausencia los dos últimos años invita a pensar en su fallecimiento pero quizá aparezca un imitador. Seguro que Poe imaginaría que era el verdadero volviendo del más allá.

Más información: Wikipedia

Foto: Midnightreary en Wikipedia

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