De igual manera que decir modernismo nos hace situarnos mentalmente en Barcelona (aunque no sea un estilo exclusivo de allí), si hablamos de casas colgadas todos sabemos a dónde nos referimos, al menos en España: Cuenca.

Esta ciudad manchega está situada en la confluencia de los ríos Júcar y Huécar, en pleno Sistema Ibérico. Un paisaje de orografía muy especial a base de grandes precipicios de roca calcárea que son los que sirven para asentar esa peculiar arquitectura local.

Fundada en la Alta Edad Media y ocupada por los árabes hasta el siglo XII, el casco urbano fue creciendo en torno al alcázar y el castillo, siempre adaptándose a la abrupta topografía y, ya en tiempos cristianos, repartida su población por estamentos: los nobles eligieron acomodarse en la parte baja, mientras el clero optaba por protegerse tras las murallas y el pueblo más humilde se veía obligado a instalarse en las afueras. La cosa cambió ligeramente con la aparición de la burguesía mercantil y, actualmente, se pueden distinguir en el centro 3 zonas.

Una es la ciudad alta, otra los suburbios de los artesanos y una tercera la intermedia que las conecta. La primera es la más importantes desde el punto de vista en histórico, con edificios medievales, renacentistas y barrocos, desde el castillo a las iglesias y conventos, pasando por la presencia referente de la Catedral, la primera del gótico español.

Ahora bien, en esa parte alta lo más turístico es el conjunto de Casas Colgadas, una serie de viviendas erigidas al este, cerca del Palacio Episcopal. Las que se ven hoy corresponden al siglo XV, aunque probablemente se trata de reconstrucciones de otras anteriores; no obstante, posteriormente continuaron haciéndose y las más recientes son de los años veinte del siglo pasado.

Deben su nombre a que están situadas en el borde mismo de un farallón calcáreo de gran caída. Antaño sirvieron de vivendas y alguna incluso de Ayuntamiento, aunque ahora las 3 más importantes, las que tienen balconadas de madera, se dedican a restaurante (Casa de la Sirena) y sede del Museo de Arte Abstracto Español (Casas del Rey). La primera, de mampostería enfoscada con entramado de madera, tiene 3 pisos; las otras 2, adosadas y de estilo gótico popular, poseen restos de pinturas murales (la portada renacentista se trajo del palacio de Villarejo de la Peñuela).

Se puede llegar hasta ese rincón conquense a través del Puente de San Pablo, una peculiar pasarela de acero construida sobre las ruinas del puente de piedra original. Algo que merecerá la pena porque, junto con el resto de la ciudad, las Casas Colgadas fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996.


  • Compártelo en:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.