Una de las tradiciones más extendidas durante Navidad es la de colocar un gran abeto engalanado en la plaza principal de la ciudad. En muchos sitios, la ceremonia de encender las luces con que los adornan sirve para inaugurar el período navideño -algo parecido a lo que ocurre aquí con la iluminación callejera- y se lleva a cabo con un show que incluye presentador, actuaciones musicales y algún famoso.
Con espectáculo o sin él, lo cierto es que la costumbre de poner árboles en lugares céntricos urbanos se ha generalizado, si bien no en todas partes se usan árboles auténticos, optándose a menudo por otros de diseño y materiales modernos. Pero en la población de Hasselt, en Bélgica, han ido un paso más allá: el abeto de su plaza principal está hecho de porcelana.
Y no porcelana como si se tratara de una enorme figura de Lladró sino de piezas de vajillas donadas por los vecinos: platos y tazas que originalmente pertenecían a una colección mayor pero que con el tiempo y la rotura del resto fueron quedando solos. Unos forman la copa y las otras ribetean el perímetro de ésta distribuyendo la altura en espacios. Con el añadido de un sistema de iluminación interior, que resalta el blanco de las piezas, el resultado es original, curioso y, desde luego, diferente.
La idea fue de Inge Valuyd y Stefan Vanbergen, dos creadores de la agencia de diseño MOOZ, que se dedicaron a recolectar las sobras de vajillas por la ciudad belga para luego engarzarlas creando lo que han denominado Árbol del Sabor, jugando con un doble concepto: el que alude a la comida que en su día se sirvió en cada pieza y el que recuerda que Hasselt es conocida popularmente como Ciudad del Sabor por su gastronomía.
La explicación del origen del proyecto es simple, como cuentan ellos mismos: «En casa todos tenemos platos impares y tazas que simplemente no van con cualquier cosa y, como consecuencia, nunca encuentran la manera de salir del armario. Nos dimos cuenta de que los amigos y la familia también tenían platos sobrantes; esto fue suficiente para hacernos pensar en un creativo destino de estos objetos cotidianos».
En fin, el abeto mide 9 metros de altura por 6 de diámetro en su parte baja. Estará decorando el lugar hasta que acaben las vacaciones, el día 6 de enero. Luego, se desmontará y las piezas, unas 5.000, servirán para formar un mosaico.
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