Eso de que a veces la realidad supera la ficción es una verdad como un templo. Aunque es raro que los depredadores se conviertan en un peligro público y las películas sobre plagas de tiburones, pirañas o cocodrilos no suelen resistir un análisis científico serio, lo cierto es que puede haber excepciones y estos días la prensa ha dado a conocer una: Timor Oriental está infestado de cocodrilos gigantes.
Suena a serie B cinematográfica pero hay un precedente histórico: el millar de soldados japoneses devorados en la isla Ramree de Birmania cuando huían de los británicos por un pantano una noche de 1945. Es más, hasta Naciones Unidas ha dado la alarma. En la isla indonesia proliferan los cocodrilos de agua salada (Crocodylus porosus) más de lo normal, obligando a las autoridades a tomar medidas para prevenir ataques. Éstos se hicieron demasiado frecuentes a finales de los años noventa porque Timor Oriental se independizó en 1999, perdiéndose así los controles coloniales y, como los nativos los consideran animales sagrados, el número de reptiles que se acercan a las playas y desembocaduras de ríos se ha vuelto excesivo.
Todas las playas tienen carteles advirtiendo del peligro pero no es raro que haya incidentes, no sólo en el agua sino también en la arena, de ahí que se haya empezado una campaña informativa sobre los sitios que suelen frecuentar. Y es que los niños aparecen como las víctimas potenciales más probables pero también los pescadores pues, al parecer, cuando éstos tratan de ahuyentar a los animales se encuentran con que no retroceden y les hacen frente. Posiblemente, dicen los naturalistas, porque no tienen miedo de los humanos debido al tradicional respeto que éste les ha mostrado.
El cocodrilo marino está considerado el mayor reptil del planeta, llegando a medir hasta 7 metros de longitud -aunque algunos la pueden rebasar ampliamente hasta casi 9 metros- y pesar más de media tonelada, atesorando en sus mandíbulas una potencia de más de 1.700 kilogramos de presión. En su medio natural, el agua, donde puede estar 2 horas sumergido, se mueve a gran velocidad -unos 43 kilómetros por hora-, pero también en tierra es bastante ágil si se lo propone, aunque en distancias cortas. Se extiende por todo el sureste asiático y Oceanía.
Foto: Molly Eversold en Wikipedia
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