Cuando se produce un terremoto o cualquier tipo de accidente que implica víctimas sepultadas bajo toneladas de escombros se hace necesaria la presencia de perros de salvamento que, guiados por el olfato, puedan encontrarlas para proceder luego al rescate. Pero en estos casos es crucial la rapidez con que se saque a esas personas y se les facilite atención médica. ¿Qué pasa cuando están a mucha profundidad? ¿Y cuando se las tiene localizadas pero los bomberos no saben si los escombros pueden sostenerse si se mueven?
La solución ideal sería introducir una cámara que fuera avanzando y suministrando imágenes a la superficie, igual que se hace con una endoscopia, pero las limitaciones son obvias. O eran. Alper Bozkurt, un investigador de la Universidad de Carolina del Norte, ha ideado un ingenioso sistema para escudriñar en esas tinieblas: cucarachas teledirigidas.
Como sabemos, las cucarachas no sólo son capaces de meterse por ranuras imposibles sino que esos recovecos constituyen su hábitat común, moviéndose por ellos sin dificultad alguna. Resultan perfectas, pues, para internarse en busca de víctimas sepultadas. El único problema está en cómo domesticarlas para ello, pero el equipo de Bozkurt ha dado con la solución: no hace falta entrenarlas sino que basta con guiarlas y equiparlas adecuadamente.
Primero se coge una cucaracha de la especie silbante de Madagascar, que es de color rojizo y algo más grande que las otras (casi 8 centímetros) y por eso se la suele usar en las películas de Hollywood, y se le coloca en el lomo un chip de medio centímetro alimentado con una minibatería. El chip está conectado a las antenas y los cercos; las primeras sirven al insecto para detectar obstáculos y salvarlos mientras avanzan y los otros son unos apéndices de su abdomen que detectan movimiento en el aire indicando la proximidad de un depredador.
El chip, dirigido por un humano con un joystick -aunque el siguiente paso será hacerlo con un simple teléfono móvil-, emite pequeñas descargas eléctricas -menos de 2 voltios o la cucaracha moriría- a las antenas para dirigir al animal en la dirección deseada, como las riendas de un caballo. Y el éxito obtenido en el experimento ha hecho que ahora se cuente contará con una subvención de un millón de dólares (780.000 euros) de una fundación científica para incorporar al equipo de rescate de la cucaracha una cámara térmica y un micrófono destinados a esas labores de salvamento.
En el vídeo se puede ver cómo la cucaracha es guiada a distancia para seguir un camino curvo dibujado en el suelo.
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