2012 ya pasó su ecuador y aún no hemos hablado de Mercator. El nombre les sonará. Si alguna vez han mirado un mapamundi, y quiero pensar que sí, sepan que la representación que muestra de los continentes sigue el sistema ideado por este cartógrafo hace 5 siglos. Y este año se celebra el quinto centenario de su nacimiento.

En 1512 Gerardus Mercator, cuyo verdadero nombre era Gerard Kremer, llegó al mismo mundo que luego habría de plasmar en algunos de los más famosos mapas jamás realizados. Era flamenco y estudió ciencias en la Universidad de Lovaina, decantándose profesionalmente por la cartografía. Ésta experimentaba entonces un momento álgido por el descubrimiento del Nuevo Mundo y la necesidad de incorporar sus tierras a los mapas.

Sus aportaciones, entre ellas una tan curiosa como cambiar el estilo de letra que se utilizaba en los globos terráqueos por otro más pequeño y práctico que dejaba mayor espacio para el dibujo, le valieron ser nombrado cosmógrafo de la corte en 1564. Fue en ella donde inventó un nuevo tipo de proyección cartográfica en la que la esfera terrestre se traspasaba cilíndricamente al plano y las líneas de longitud pasaban a ser rectas y paralelas. Algo tan simple como eso facilitaría enormemente el trabajo de los marinos, permitiéndoles trazar rumbos a partir de las líneas que marcaban las brújulas.

El mapamundi de Mercator, llamado Nova et Aucta Orbis Terrae Descriptio, hoy conocido como UTM (Universal Transversal Mercator), fue publicado en 1569 y supuso la aparición de los meridianos y los paralelos que actualmente siguen utilizándose. La contrapartida, si se puede llamar así, está en que la proyección de Mercator distorsiona algo el mapa, deformando las zonas septentrionales y meridionales.

Pero el genial cartógrafo no se limitó a eso. También tuvo la idea de llamar atlas a un conjunto de mapas, partiendo del personaje de la mitología griega que sostenía el mundo sobre sus espaldas, y estableció el método para ordenarlos para ser usados como herramienta. En 1594, poco después de su fallecimiento, se publicó el Theatrum Orbis Terrarum, el primer atlas propiamente dicho; Mercator no fue el autor sino Abraham Ortelius, pero sí quien le animó a hacerlo.

Curiosamente, pese a sus innovaciones científicas (eliminó los monstruos marinos que solían decorar los mapas), Mercator era hijo de su tiempo y se las vio y se las compuso para armonizar los conocimientos cartográficos con lo que contaban la Biblia, Fruto de ello fue un trabajo geográfico- histórico-religioso denominado Atlas sive cosmographicae meditationes de fabrica mundi et fabricati figura; no lo terminó pero casi: abarca desde el Génesis hasta 1568.


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