Casi todos los hemos visto alguna vez, unos en persona y otros en fotos, pero muy pocos recuerdan o saben su nombre. Esta auténtica catarata de relieves y esculturas de explícito tema erótico en la que se inspiraría el autor del Kamasutra se hallan en la ciudad india de Khajuraho, en la solitaria llanura de Madhya Pradesh.

Esta urbe fue la capital religiosa de la dinastía que gobernó la provincia de Budelkhand entre los siglos X y XII, los Chandella. Hoy apenas llega a 40.000 habitantes y de su pasado no se sabe demasiado porque la decadencia en la que entró tras esta familia la sumió en el olvido durante siglos, hasta que en 1840 la encontró el capitán de ingenieros I.S. Burt prácticamente devorada por la selva.

Pero el conjunto de templos hinduistas y jainistas que se reparten por la zona decorados tan singularmente, fueron redescubiertos para el turismo en los años sesenta y ahora son el segundo punto más visitado de la India tras el Taj Mahal, lo que movió a la UNESCO a declarar el sitio Patrimonio de la Humanidad en 1986.

Lamentablemente, de los 85 templos originales sólo quedan 25, construidos entre los años 950 y 1050 d.C. al resguardo de un recinto amurallado de 21 kilómetros cuadrados. Como características comunes son sus plataformas elevadas, la orientación a los puntos cardinales, los materiales de construcción (granito y arenisca) y sus torres, sin contar las escenas eróticas, claro.

Los edificios más importantes son los del llamado grupo oeste, los mayores, de los que habría que ver especialmente 3: Lakshmana, Kandariya Mahadev y Visvanatha. El primero, construido por el rey homónimo, está dedicado a Vishnú y tiene una profusa decoración con temas, bélicos, musicales y cosmogónicos, aunque los más llamativos son las mithunas o escenas de sexo. El más espectacular es el segundo, dedicado a Siva, con una torre de más de 30 metros de altura y 872 estatuas. El de Visvanatha, construido por otro monarca, Dhangadeva, destaca por la decoración vegetal de sus techos y por ser el mejor conservado.

Las mithunas sólo constituyen una pequeña parte del total pero son tan insólitamente explícitas (hasta incluyen escenas de zoofilia) que se han convertido en el atractivo turístico principal para el lugar. Y eso que, se supone, su significación es más bien religiosa; eso sí, según la concepción oriental de alcanzar el máximo estado espiritual a través de los sentidos.

Foto: atrawalkar en Wikimedia

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