Imagen: Pexels en Pixabay

¿Un santuario para tiburones? Pues sí porque aunque los cetáceos se llevan la fama, lo cierto es que los difamados tiburones también han llegado al peligro de extinción; al menos algunas especies. Por eso, si se creaban zonas marítimas para proteger a las ballenas era lógico que tarde o temprano pasara lo mismo con ellos. Es lo que recientemente ha llevado a cabo el gobierno de las Islas Marshall.

Este pequeño estado micronésico que, como indica su nombre, está formado exclusivamente por territorio insular en medio del Pacífico y lejos de cualquier continente, se suma así a otros países que habían adoptado iniciativas semejantes desde que en 2009 la antigua colonia española de Palaos fuera la primera en crear un área de protección para los malafamados peces: otros lugares de ese océano, así como Chile, Honduras, México, Islas Marianas y Maldivas, Bahamas y estados de EEUU y Canadá ya cuentan con leyes en ese sentido prohibiendo el comercio de productos derivados de la pesca de seláceos.

Mayor santuario mundo tiburones Islas Marshall

Un comercio especialmente salvaje en el que cada año mueren más de 104 millones de ejemplares, con el agravante de que en la mayoría de los casos sólo se aprovechan las aletas: los pescadores se las cortan y devuelven al agua al animal mutilado, que se desangra lenta y dolorosamente.

El caso es que ahora los tiburones cuentan con un paraíso de 2 millones de kilómetros cuadrados, el mayor del mundo, que sumado a los otros supone un total de 4,6 millones de kilómetros cuadrados. Allí podrán vivir sin temor a la pesca, terminantemente prohibida so pena de pagar fuertes multas: hasta 200.000 dólares (147.765 euros) están previstos en el código, además de implantarse un control más estricto al arribar los barcos pesqueros. Y si alguien captura un tiburón por error tiene la obligación de liberarlo con vida.

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