Continuamos aquí la narración sobre la visita a Sidi Bou Said que empezamos en un post anterior. Otros lugares para visitar pueden ser el edificio palaciego de “Dar el Annabi”, una mansión-palacio del siglo XVIII que muestra el poderío de una de las familias más influyentes de la época, su importante faro o las antiguas ruinas de la fortaleza árabe (siglo IX) desde donde además podemos contemplar unas vistas panorámicas privilegiadas divisando todo el Golfo de Túnez, incluyendo la *“Goulette“ de la capital, el escarpado y sobresaliente Cabo Bon, famoso por sus codiciadas flores de naranjo amargo, e incluso, a lo lejos, parte de la imponente cordillera del Atlas.
Por cierto, nadie puede marcharse sin contemplar sus fascinantes y enigmáticos amaneceres y puestas de Sol desde cualquiera de los pisos superiores o balcones-terrazas repartidos por todo el pueblo, como tampoco se puede dejar de probar el delicioso y típico “Té con menta y piñones” en alguno de sus más que populares cafetines como el “Café des Nattes” conocido como “Qahwa el Alia”, “Qahwa el Suq” o también “Café del Zoco” ya que está en lo alto de la arteria principal en la que se encuentran los zocos. Se trata de un encantador y legendario local del siglo XVI, antiguamente llegó a formar parte de una Mezquita, en el que durante los siglos XIX y XX eran muy famosas sus tertulias intelectuales con personajes de la talla de Oscar Wilde, Jean-Paul Sartre, Simone de Beavoir o Le Corbusier, entre otros tantos, que le proporcionaron un toque bohemio e idílico a esta población marinera. Actualmente, en su interior, miles de alfombras y esteras de diferentes tamaños, motivos geométricos y colores, decorando el suelo y sus paredes, nos invitan a hacer una parada, acomodarnos y transportarnos a tiempos pasados acompañados de un buen té, una pipa de agua o alguno de sus dulces postres a base de pistachos, almendra, canela o miel.
Desde aquí, es fácil escuchar el “cacharreo” en muchas de las terrazas colindantes en las que sus fogones no cesan de preparar platos tradicionales con pescado o mariscos y sus olores se suman a los de los carbones de las shishas y el dulzor del tabaco. Que decir de los populares zumos de frutas en el “Sidi Chabanne” o “Café de las Delicias” con sus aclamadas, exóticas y agradables terrazas colgantes llenas de alegres colores con preciosas vistas sobre el Mar Mediterráneo o de la imponente llamada a la oración desde el minarete, el continuo maullido de los gatos que habitan la villa, los barcos atracando en la espectacular bahía de Túnez, las mujeres con sus manos tatuadas con henna, portando velo, otras sin él y algunas con el tradicional haik, dejando sólo al descubierto sus ojos almendrados. Los ancianos del lugar, ataviados con chilaba y sheshiya (gorro tipo casquete de color rojo-granate característico de Túnez) entonando canciones populares y las decenas de vendedores afinando sus gargantas para acaparar la atención de los visitantes con algunas de sus «joyas artesanales»: grabados de platos y objetos de cobre o las bonitas, elaboradas y famosas jaulas de forja que, para sorpresa de muchos, no se utilizan para guardar aves sino como amuletos de protección en las entradas de las casas.
Muchos dicen que Sidi Bou Said recuerda, evoca y se parece a mi querida Andalucía y viceversa y, es cierto, no hay duda de que existe una profunda conexión entre ambas tierras. De hecho, quienes tengan la suerte de acudir a finales del mes de julio, podrán disfrutar del “Festival de Jarja” una oportunidad única de ver diferentes celebraciones religiosas, místicas y musicales en las que no faltarán los espectáculos y muestras al aire libre de música maluf, ritmos orientales fusionados con melodías hispano-musulmanas traídas desde Al-Andalus, con potentes cantos en árabe y otros dialectos propios de la zona, acompañados por sonidos de laúd, panderetas, tambores, flautas y darbukas, entre otros instrumentos.
En Sidi Bou Said se tiene la ligera sensación de que conviven 2 pueblos unidos en uno solo: su parte tradicional, reservada, sagrada e intemporal y su otra mitad, moderna, abierta, accesible y atractiva.
*Sólo aquí es posible contemplar como el azul del cielo, del pueblo y del mar se unen en un todo consiguiendo una luz, sensibilidad e intensidad sensorial, sencillamente, repletas de magia.
Volvería allí, sin pensarlo, una y otra vez…*.
De interés
1) Para entrar en Túnez no es necesario ningún visado sólo el pasaporte en regla. Su moneda nacional es el Dinar Tunecino “TND” . 1 euro equivale, aproximadamente, a 1´99 dinares. Podemos encontrar monedas de 5, 10, 20, 50, 100 y 500 millimes, 1 y 5 dinares y billetes de 5, 10 y 20 dinares. Existen numerosos bancos, oficinas y establecimientos de cambio, tanto en la capital, como en el propio Sidi Bou Said.
2) Ojo a la hora de comprar en sus pequeños bazares y zocos, como en cualquier otro país árabe, los tunecinos se toman muy en serio el «arte milenario del regateo» y les encanta mantener ese juego así que hay que tener muchísima paciencia, mostrar respeto y no aceptar el primer precio que nos den. Otros truquitos que ayudan, la mayoría de las veces, es no mostrar demasiado interés en aquello que realmente sí que queremos comprar y siempre tirar a lo bajo para que los vendedores/as empiecen a bajar hasta conseguir un precio razonable.
3) Muchas personas deciden visitar Sidi Bou Said en un solo día, para mí insuficiente, pero para quienes quieran pasar varios días es importante tener en cuenta que aunque sea un pueblo bastante turístico no deja de ser pequeño y el número de alojamientos no es muy elevado. Además, en la época de verano las plazas hoteleras escasean.
Por otro lado, si se decide reservar por internet o tlf, previamente, asegurarse bien de que el Hotel esté en Sidi Bou Said y no en la vecina ciudad de Cartago, como anuncian algunas páginas webs.
3) Se recomienda preguntar antes de pagar en algunos bazares, hoteles o restaurantes si se puede pagar con tarjeta de crédito porque en la mayoría sólo podrá ser en efectivo.
4) La propina no es obligatoria pero siempre está bien dejar algo aunque, en el día a día, nos encontraremos con que no hay una regla a seguir. En muchos sitios veréis que la agradecen bastante sin importar la cantidad sino el gesto, en otros, te pondrán mejor o peor cara y en algunos, directamente, os llevaréis la sorpresa de que ellos mismos se apropiarán directamente de la misma cuando paguéis vuestra cuenta (en el famoso y bonito «Café de las Delicias», suele pasar).
5) El clima en esta zona es “típicamente mediterráneo”, veranos muy calurosos por el día y noches algo más frescas (no olvidarse llevar alguna prenda fina de manga larga). En invierno las temperaturas son algo más bajas sin llegar a hacer demasiado frío.La mejor época del año para visitarla sin duda entre abril-mayo y junio.
6) Aunque Túnez es un país bastante abierto y permisivo, con bastante influencia francesa, mayormente en la capital, siendo además el francés la 2ª lengua oficial del país, no olvidemos que es un país musulmán y siempre es recomendable cuidar un poco el vestuario, sobretodo, en verano. Especial atención para entrar a las mezquitas, templos o edificios públicos. Mejor hacerse con un chal o pañuelo grande y llevarlo siempre a mano para cubrir la cabeza o pecho, cuando fuera necesario, nada de pantalones cortos o tirantes y recordar descalzarse siempre para entrar incluso en las casas de particulares.
7) Cada rincón, casa o habitante de Sidi Bou Said es para fotografiarlo de hecho al principio costará dejar la cámara quieta pero los tunecinos son celosos de su espacio e intimidad. No cuesta nada preguntar antes de realizar una foto pero tampoco tomárselo a mal cuando alguien diga “no”.
8) Existe una pequeña Oficina de Correos por si surge enviar una postal o carta. Está en la “Avenue de la République, 6“.
9) Los horarios de apertura de los edificios públicos, museos, bancos, oficinas, farmacias sí como de algunos comercios, varían bastante según el día de la semana o la época del año de manera que mejor informarse una vez allí para no llevarse sorpresas.
10) Por su cercanía al mar, abundan los platos de mariscos y pescado pero aquí también es muy típico el Brik la crujiente empanada de hojaldre que se fríe en aceite de oliva y que lleva huevo, perejil, carne de cordero o pollo picada, alcaparras o patatas. Existen varias versiones en las que se incluyen otros ingredientes como pueden ser el atún desmenuzado, espinacas, requesón o sesos de cordero. En general, los platos suelen estar bastante condimentados y se suelen acompañar con las tradicional harissa, una mezcla molida de guindillas, pimientos rojos picantes, tostados, cilantro, ajo, alcaravea, sal y aceite de oliva.
11) El agua, mejor siempre embotellada como medida preventiva. En los locales más turísticos no habrá problema a la hora de conseguir bebidas alcohólicas e incluso en algún que otro supermercado pero no hay que sorprenderse si se pide una copa de vino y no la ponen, recordemos nuevamente que estamos en un país musulmán.
12) A ser posible es mejor acudir entre diario para evitar el «acoso turístico del fin de semana» (sábado y domingo).
13) Aprovechando que el trayecto desde Túnez capital es corto, lo mejor es cogerse el Tren TGM“Tunis-Goulet-Marsa” en la estación de «Tunis Marine» situada en una de las principales avenidas de la ciudad “Habib Bourguiba”, atravesando toda la laguna de Túnez y la Goulette (la playa de Túnez).
14) El mismo tren que nos lleva a este pueblo singular pasa por la mítica ciudad de Cartago, fundada por la hermosa princesa Dido, así que los amantes de la historia, el arte y arqueología deberían hacer una parada, de al menos unas cuantas horas, en la estación de “Carthage Dermech” para visitar las evocadoras ruinas fenicias, púnicas y romanas. Desde aquí, se divisa, como si de un espejismo se tratase, la colina en la que Sidi Bou Said se abre victorioso a los ojos del mundo, engalanado de un blanco y añil, deslumbrantes.
Por cierto, el ticket que se compra en la entrada para acceder al recinto incluye, además de las Termas de Antonino, la visita al Anfiteatro (en verano suelen organizar el “Festival de música de Cartago” www.festival-carthage.com.tn), las Villas Romanas, el Teatro Romano, el Museo de Cartago y el santuario fenicio del Thopet. No incluye el suplemento de la cámara fotográfica o video (1 TND dinar) y para visitar algunos lugares habrá que utilizar el taxi dadas las largas distancias entre algunos de ellos.
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