Aunque parece el título de una novela de Emilio Salgari, lo cierto es que esta interesante construcción subterránea que hay en la ciudad turca no se trata de un palacio sino de un gran depósito de agua, de ahí que su nombre original sea Yerebatan Sarami, o sea, Cisterna Basílica.

Formaba parte de una serie de 60 de estas infraestructuras que se construyeron en tiempos de Justiniano -ésta concretamente es del año 532- para prevenir la posibilidad de que durante un asedio a la ciudad el enemigo destruyera el acueducto de Valente (erigido en 368 d.C porque las fuentes de la península no eran potables) y la dejara sin suministro de agua.

Foto Josep Llauradó en Wikimedia Commons

La cisterna, que está situada a un centenar de metros de Santa Sofía, se conectaba a dicho acueducto para traer el líquido elemento desde los bosques de Belgrado, a unos 20 kilóemtros, y formaba parte del Gran Palacio de Constantinopla o Sacrum Palatium, la residencia imperial, aunque también proveía de agua a otros edificios administrativos y, tras la conquista de la urbe en manos de Mehmet en 1453, hizo otro tanto con el Palacio de Topkapi. Su capacidad era de 80.000 metros cúbicos.

Sin embargo, los musulmanes suelen preferir sistemas de agua corriente y dejaron de usarla en favor de un sistema propio. Por eso cayó en un semiolvido -se usó como almacén de madera- hasta su restauración en el siglo XIX. A finales de los últimos años ochenta el Gobierno Turco decidió rehabilitar la cisterna de cara al turismo, limpiándole el barro acumulado y colocando pasarelas sobre el agua que aún contiene para llegar a todos los rincones.

Foto Josep Llauradó en Wikimedia Commons

Y es que merece la pena. Que nadie piense en un simple depósito porque, tras bajar una pequeña escalera, se encontrará de pronto ante una inmensa sala hipóstila semejante a una gran catedral de 9.800 metros cuadrados (143 x 65), con sus naves separadas por 12 filas de columnas; hay 336, todas de mármol, con unos 9 metros de altura rematados por capiteles de estilo jónico y corintio y sacadas de templos griegos de Asia Menor.

Los muros son de ladrillo recubierto de horasan, un mortero impermeable que también se aplicó al suelo. Pero lo más llamativo quizá sean las 2 columnas de la parte noroeste, cuyas basas tienen esculpida la cabeza de Medusa pero han sido colocadas al revés; acaso porque se acomodaban mejor a su función pero la leyenda dice que para evitar que la mágica mirada de la gorgona convierta en piedra al visitante.

La acústica del lugar es muy buena, razón por la cual se celebran conciertos en su interior durante el verano, con la orquesta sobre una plataforma de madera. La dirección es Yerebatan Caddesi 7 (Sultanahmet).

Foto: Josep Renalias en Wikipedia

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