No, no hemos olvidado el tema del arte realizado con materiales reciclados. Aquí tienen otra modalidad en la que se mezclan diseño, escultura, fotografía y vídeo.

En este caso se trata de Andrew Chase, un artista británico afincado en Utah (EEUU) que hace figuras de animales utilizando planchas de acero, piezas de coches, máquinas industriales y todo aquello que crea que le puede servir. El resultado es bastante realista y vistoso, con brillante aspecto cromado o bien pavonado, según el modelo.

Hay un guepardo, un caballo, una jirafa, un elefante, un tiranosaurio, un oso… Aparte del espectacular aspecto final, la gracia de estas esculturas está en que son móviles, es decir, las articulaciones se doblan realmente gracias a engranajes. Es más, lo hacen de forma exactamente igual que las de cada uno de los animales en la naturaleza. Así, por ejemplo, el elefante abanica sus orejas y despliega la trompa, el guepardo abomba su lomo al correr…

¿Correr? Sí, porque resulta que la especialidad de Chase es la imagen y no ha podido resistirse a fotografiar sus creaciones para recrearlas en movimiento con la técnica de stop motion, fotograma a fotograma, como en las películas antiguas. Otras veces las sitúa en escenarios fantásticos recreando una estética muy cercana al steampunk (esa combinación de ciencia ficción con tecnología decimonónica tan de moda).

En cada obra emplea entre 80 y 120 horas de trabajo, por eso resulta sorprendente que su precio de venta sea tan barato: el guepardo, que mide metro y medio de longitud por 60 centímetros de altura, sólo cuesta 40 libras. Quien lo prefiera, tiene todas las imágenes en su página web y ha publicado un álbum ilustrado con el título Trionic Morphatractable Engineer.

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