Probablemente muchos sean incapaces de verle atractivo a un lugar donde tiende a hacer frío, sopla una fuerte brisa marina y el cielo encapotado suele descargar lluvias durante todo el día.

Serán los mismos que no estarían dispuestos a sacrificar unas vacaciones de sol, chiringuitos y playa por ver ovejas, dólmenes y acantilados.

Y sin embargo, la región galesa de Pembrokeshire atraerá a otros muchos y no sólo por las viejas murallas medievales, iglesias góticas y castillos más o menos ruinosos que salpican el verdísimo paisaje.

Ni tan siquiera por el hecho de que éste resulte tan fotogénico que ha servido de escenario para el rodaje de algunas escenas de la última entrega de Harry Potter o Las crónicas de Narnia.

Elegug Stack Rocks / foto Shutterstock

También porque allí está el Pembrokeshire National Park (Parc Cenedalaethol Arfordir Penfro en gaélico), uno de los 3 que hay en Gales junto a Brecon Beacons y Snowdonia. Creado en 1952, se halla entre las regiones de Ceredigion y Camarthenshire, con 620 kilómetros cuadrados de superficie cubiertos de bosques, praderas, colinas y la abrupta costa occidental batida por un fuerte oleaje que ha ido desmenuzando los acantilados para formar largas playas en unos casos (la de Tenby, por ejemplo, mide 4 kilómetros) y extrañas formaciones rocosas en otros.

Entre estos últimos hay que destacar los llamados Elegug Stacks, también conocidos como Guardianes de Elelug: son dos enormes pilares de piedra caliza a los que la erosión desgajó de la pared costera en una minúscula cala, quedando aislados como si de milenarias estatuas se tratara (aunque hay otros solitarios cerca).

Elegug Stack Rocks / foto Shutterstock

Y es que toda la costa está salpicada de islas e islotes similares, a muchos de los cuales se puede llegar a pie con la marea baja mientras que a otros (Caldey Island o St. Katherine Island, por ejemplo) hay que hacerlo en barca (abundan las excursiones). Es fácil comprobarlo gracias al camino que sigue la línea del mar a lo largo de 299 kilómetros.

Y quien busque algo más que solazarse con la contemplación del entorno puede practicar actividades como cámping, surf, buceo, pesca, escalada, remo e incluso, si hay suerte, atisbar ballenas.

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