¿Recuerdan a los chicos de Luz Interruptus? Son los que forman ese peculiar grupo artístico que de vez en cuando adorna las calles de Madrid con originales e imaginativas instalaciones para llamar la atención sobre la contaminación que sufre la capital. Sus obras siempre implican elementos de iluminación -uno de sus objetivos es combatir la iluminación lumínica-, de ahí que se exhiban siempre de noche. y además con carácter efímero, pues se recogen antes del amanecer para ser coherentes con su denuncia y no dejar objetos en la vía pública.
Bueno, pues Luz Interruptus ha vuelto a la carga. Esta vez fue el pasado mes de abril con una instalación llamada Bicicletas buscan dueño, que consistió en cubrir los bolardos callejeros con sillines de bicicleta y añadirles una luz roja de señalización. El efecto creado era de filas enteras de estos aparatos circulando, como si estuvieran buscando alguien que los adoptara y aprovechara para circular.
¿La idea? Motivar a la gente para que utilice la bici en sus desplazamientos, tanto para paliar los niveles de contaminación del aire como para servir de alternativa a la subida de los billetes del transporte público madrileño, destacando que no son estrictamente necesarios los carriles-bici para ello.
Se tardó 4 horas en hacer el montaje, que permaneció 5 horas expuesto al público. Ah, y si alguien, como me pasó a mí, se está haciendo la pregunta «¿De dónde sacaron tantas fundas de sillín?», la respuesta la dan ellos mismos: se las facilitaron sus amigos de OnYerBikeSeat de forma desinteresada.
