Uno de los placeres secundarios de un viaje es terminar la jornada «turística» de museos y monumentos y solazarse visitando esos sitios que normalmente no figuran en los catálogos pero que igualmente forman parte del destino, completándolo por su carácter anecdótico, de lujo o lo que sea. En Roma, uno de esos lugares es Harry’s Bar.

Cualquiera que haya estado en la capital italiana habrá recorrido las aceras de Vía Véneto (cuyo verdadero nombre, por cierto, es Vittorio Veneto), una calle que hoy es famosa por sus boutiques de lujo, sus hoteles de 4 estrellas y algunos cafés que le dan vida. De estos últimos hay que destacar especialmente el Café de París y el citado Harry’s Bar.

El Harry’s American Bar Ristorante es un establecimiento, situado en el número 150, que se ha hecho popular por recoger la herencia de La dolce vita. Me explico: Vía Véneto no era una calle que resaltara especialmente en la ciudad hasta que en 1960 Federico Fellini rodó su emblemática película, convirtiéndola en escenario principal y lanzándola a la fama, tal cual ocurrió con la Fontana de Trevi.

Glamour dolce vita Harry's Bar

Varias escenas del film transcurren en el Harry’s que, al igual que la calle, aún no tenía el prestigio que luego alcanzaría porque apenas llevaba un par de años de existencia: fue creado en 1959 en el mismo local que ocupara en 1918 la pastelería Golden Gate, que a finales de los años 20 pasó a manos de la familia De Gasperis para finalmente transformarse en un piano bar al estilo americano.

A raíz de La dolce vita las estrellas del cine y la música que llegaban a Roma de vacaciones o a rodar se pasaban inevitablemente por Harry’s para tomar sus célebres Martinis, otorgándole un ambiente de glamour. De ello dan fe las múltiples fotografías que se exhiben en la terraza, donde aparecen retratados el propio Fellini pero también Alberto Sordi, Alfred Hitchcock, Charlton Heston, Stewart Granger y otras figuras más recientes como Mel Gibson o Gwyneth Paltrow.

Algunos quizá puedan alquilar un apartamento en Roma o alojarse en uno de los imponentes hoteles de Vía Véneto para probar la refinada cocina mediterránea de Harry’s y disfrutar de la belleza de su decoración interior, así como del servicio de alto nivel. Otros, como fue mi caso, nos conformamos con echar un vistazo desde fuera y dejar volar la imaginación, viendo a Anita Ekberg de la mano de Marcello Mastroianni u oyendo a Frank Sinatra cantar al piano.

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