En 1998 el lingüista Peter Roach observó que algunos idiomas parecían sonar mucho más acelerados que otros. Hace unos meses un equipo de investigadores de la Universidad de Lyon, tomando como base la observación de Roach, publicaron un estudio realizado con 59 personas leyendo los mismos 20 textos en siete idiomas distintos: inglés, francés, alemán, italiano, japonés, mandarín y español. Realizaron 585 grabaciones con una duración total de 150 minutos.
El resultado al que llegaron es que el japonés y el español, tradicionalmente famosos por la velocidad a la que hablan sus naturales, eran los idiomas en los que se podían decir más sílabas por segundo. Por el contrario, el lenguaje más lento de todos es el mandarín, seguido muy de cerca por el alemán.
El español obtuvo una media de 7,82 sílabas por segundo, por 7,84 del japonés, 6,19 del inglés, y 5,18 del mandarín.
Pero resulta que, aun cuando el español es uno de los más rápidos de todos, la cantidad de información que comunica en cada sílaba es mínima. Sin embargo, cada sílaba del mandarín contiene mucha más información, principalmente porque además las sílabas del mandarín tienen tonos. El resultado es que si equilibramos la velocidad con la cantidad de información contenida en cada sílaba, ambos lenguajes se equiparan, ya que ambos comunican una tasa de información constante. Así, en cuanto a densidad de información el japonés es el más bajo, con un 0,49, seguido del español con 0,63, y siendo los más densos el inglés con 0,91 y el mandarín con 0,94.
Claro que si comparamos la gramática el mandarín resulta ser un idioma muy básico en este sentido. No se conjugan los verbos ni existen géneros. Por ejemplo, no puedes decir ‘fui’ porque no existe el tiempo pasado en el verbo, sino que hay que decir ‘ir ayer’ o similar. De ahí que en mandarín sea necesario decir más sílabas y hablar más, y por tanto la sensación de rapidez es mucho menor que en español. El alemán es otra historia, ya que ahí el handicap está en la complicada conjugación de los verbos y la abundante concatenación de palabras, lo que da lugar a una sobreabundancia de sílabas igualmente.
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