Los viajes interestelares son todavía asunto exclusivo de la ciencia-ficción. No tenemos la tecnología que se requiere, por ejemplo, para enviar una nave a Alfa Centauri. Pero eso no quiere decir que el desarrollo de esa tecnología sea pura especulación, de hecho ya ha comenzado.
Según cuenta un artículo de Ross Andersen titulado Laying the Plans for Interestellar Travel, en septiembre pasado Defense Advanced Research Projects Agency (DARPA) organizó una conferencia en Orlando, Florida, para discutir y promover uno de sus más recientes e intrigantes proyectos: The 100 Year Starship Study. Dicho proyecto está destinado a desarrollar una tecnología que permita vuelos espaciales de larga distancia en los próximos 100 años.
Para ello cuentan con la fundación personal de la ex-astronauta Dorothy Jemison, y la colaboración de Project Icarus, una división de Icarus Interstellar cuyo objetivo es poner las bases de una misión interestelar que se extenderá durante varios siglos.
Project Icarus se ocupará de los aspectos tecnológicos de la misión. Se trata de un estudio de ingeniería teórica lanzado en 2009 por la British Interplanetary Society para diseñar una nave interestelar. Agrupa a un buen número de ingenieros aeroespaciales voluntarios, procedentes de agencias gubernamentales, universidades y el sector privado.
Se basan en las conclusiones de Project Daedalus, un estudio lanzado por la misma sociedad británica en 1973, que determinó la posibilidad de realizar viajes interestelares, aunque los retos tecnológicos eran inalcanzables entonces. Project Icarus arranca exactamente donde se quedó Daedalus, en el aspecto tecnológico. El principal reto es buscar un sistema de propulsión por fusión que evite el helio, pues para usar helio habría que recolectarlo en las atmósferas de Neptuno o Júpiter, ya que en la Tierra no hay suficiente para un viaje tan largo.
El director del proyecto es Andreas Tziolas, al que Andersen realiza una interesante entrevista, en la que afirma que en principio el objetivo de la misión está fijado en Alfa Centauri, al parecer la estrella más fácil de alcanzar. Aunque advierte que, si se descubriese un planeta similar a la Tierra, con océanos, y que estuviese a menos de 22 años luz de distancia, el objetivo de la misión cambiaría, ya que la habitabilidad es una prioridad.
If there were two planets: one of them is teeming with life, but it’s not habitable because it’s methane or sulfur based life, and the other is an Eden with an oxygen-nitrogen atmosphere and only eighty percent our gravity, so everyone would be a superman, and they’re in opposite directions, where would we go if you had to pick one? To us, proliferating the human race must always come first. We would go to the Eden and not think twice about it.
Otro de los problemas que todavía tienen que resolver son las comunicaciones. Entre las ideas expuestas está que los tanques de combustible expulsados al agotarse puedan convertirse en estaciones intermedias, alimentadas con pequeños reactores.
Sin duda, ninguno de los que estamos aquí ahora veremos una nave terrestre alcanzar Alfa Centauri, pero resulta excitante saber que los planes ya han comenzado. Si quieren seguirlo de cerca, pueden suscribirse al blog del proyecto: Icarus Interstellar →
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