Probablemente a estas alturas ya hayamos oído hablar de Path 2.0. Para los que no la conozcáis se trata de una aplicación para iPhone y Android que nos permite mantener una red social reducida con personas muy allegadas, una especie de diario personal con una interfaz muy elegante. El problema está en que esta semana se descubrió que la empresa desarrolladora se hacía con nuestros contactos sin siquiera pedirnos permiso para ello (en la versión para iPhone).

Han sido muchos los que han puesto su grito en el cielo estos días por esta acción no informada, tanto que en Path se apresuraron a pedir disculpas y animaron a sus usuarios a que esperaran una rápida actualización que corregiría el error. En efecto, como podéis observar más arriba, con la nueva versión ahora sí se pide el consentimiento informado del usuario (lo que se da en llamar una solución opt-in) en lugar de ser este el que tenga que solicitar expresamente que sus datos no sean almacenados (opt-out).

Toda esta noticia nos puede servir como excusa para hablar de la obsesión que tenemos por nuestra privacidad en la era tecnológica. Es cierto que los chicos de Path deberían haber  planteado el asunto de otro modo desde un principio, pero dejadme preguntar, ¿habríamos dicho que no si hubiese sido así? En el momento en que instalamos la aplicación lo que deseamos es saber si algún amigo o familiar tiene la aplicación instalada, y ¿cómo van a poder saberlo si no les damos acceso a la base de datos de nuestros contactos en el smartphone?

Aún hay más. Recordemos que hablamos de una red social «diferente», pero en definitiva una red social. En Path podemos indicar la hora a la que nos levantamos o acostamos, lo que estamos escuchando, con quién estamos, o lo que vemos. Resulta que toda esa información también va a parar a los servidores de Path, para que de ese modo otros puedan ver estos datos desde sus teléfonos inteligentes.

Y es que la era tecnológica ha traído consigo nuevas percepciones de la privacidad que todos debemos asumir si deseamos utilizar los aparatos conectados a Internet. Recordemos que hay empresas que viven de nuestra información, como Facebook o Google, y otras que persiguen ese mismo objetivo. Incluso en el caso de hablar de Apple estamos en una situación similar, el uso de iCloud por ejemplo y su sincronización de datos del iPhone o iPad se centran en la adquisición de información privada.

Bajo mi punto de vista lo importante no es si esa información sensitiva es recopilada o no desde nuestros dispositivos, sino si nos fiamos de la empresa que lo hace, y si esa transferencia se hace por una vía segura. Cualquier otra preocupación nos llevará a una conclusión que muchos no quieren ver, la mejor forma de que nuestros datos privados continúen siéndolo es no usar para nada la tecnología. 

  • Compártelo en:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.