No todas las momias están en Egipto ni proceden de un proceso de embalsamamiento artificial. Si exceptuamos las de los faraones, las más famosas se hallan al otro lado no sólo del Mediterráneo sino también del Atlántico, en el estado mexicano de Guanajuato; un lugar catalogado como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y donde, en 1810, se llevó a cabo el Grito de Dolores, primer paso de la independencia.

El nombre significa algo así como «cerro de las ranas» en la antigua lengua purépecha, en alusión a la forma de las colinas circundantes. Una de ellas, Cerro Trozado, se convertiría en protagonista de esta historia al ser elegida en 1861 para albergar el Panteón Municipal. Dada la escasa esperanza de vida de entonces, enseguida se llenaron todos su nichos y en pocos años hubo que empezar a desalojar aquellos que no estaban al corriente de sus pagos.

Entonces fue cuando se descubrió que muchos de los cadáveres estaban momificados gracias a las condiciones de temperatura y humedad. El primero en ser trasladado fue el de un médico francés, Remigio Leroy, en 1865. Desde esa fecha las exhumaciones se sucedieron y no se dieron por concluidas hasta 1989, reuniéndose 111 momias de ambos sexos y múltiples edades.

Imagen: Russ Bowling en Wikimedia Commons

Dada su conservación se fueron guardando allí mismo, en un almacén que no tardó en abrirse al público por el interés que despertaban. Pero se exponían en una simple galería, deteriorándose por acción de las ratas, el ambiente e incluso los visitantes, que se llevaban trozos de recuerdo. Por eso en 2007 se llevó a cabo una rehabilitación del sitio para convertirlo en un museo moderno y proteger los cuerpos en vitrinas de cristal.

Hoy, la colección está ordenada temáticamente y así, aparte de secciones dedicadas a mostrar el viejo panteón, estudios forenses y las antiguas condiciones de exhibición, también hay salas cuyos nombres resultan suficientemente descriptivos: Angelitos (bebés); Muertes trágicas (la más destacada es la de Ignacia Aguilar, una epiléptica que fue enterrada viva por error); Madre e hijo (el hijo es la momia más pequeña del mundo, un feto de 20 centímetros); Vestidos típicos (gente sepultada con traje tradicional), etc.

El Museo de las Momias recibe más de un millar de visitas diarias, abriendo toda la semana de 9:00 a 18:00. No se pueden ver todas sino medio centenar porque el resto se halla en exposiciones itinerantes (36 de las cuales, además, parecen haberse perdido en EEUU en 2011).

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