En enero de 2012 el FBI cerró el sitio de almacenamiento de archivos online Megaupload, acusando a sus responsables de fomentar la piratería de contenidos con copyright y encarcelando a sus responsables. Durante semanas se sucedieron las reacciones de todo tipo, a favor y en contra. Desde el lado de la industria se aplaudía el hecho argumentando graves perjuicios al negocio del entretenimiento, mientras que los usuarios de internet clamaban por sus derechos, la privacidad y la libertad. Lo que nadie pudo prever fue lo que ocurrió pocos meses mas tarde…
No esta muy claro como comenzó todo. Se supone que un abogado, en alguna parte del mundo, encontró un resquicio legal en la sentencia condenatoria contra Megaupload. Si se podía acusar a una empresa por el uso que los ciudadanos hacían de su herramienta, entonces cualquier herramienta susceptible de ser usada para cometer delitos podía ser denunciada. En unos pocos días millones de ciudadanos y abogados de todos los países estaban interponiendo denuncias y demandas contra las empresas fabricantes de armas en Estados Unidos, Europa, África y Asia. Se las acusaba de fomentar el robo a mano armada, el asesinato, la piratería en su acepción mas directa, y una interminable lista de crímenes. Muchos jueces encontraron tambien triquiñuelas para evitar condenar a estas empresas basándose en la jurisprudencia establecida con la sentencia Megaupload. Los gobiernos salieron en defensa de los fabricantes de armas, incluso Hollywood ingreso en bloque en la Asociación Nacional del Rifle como medida de presión. Parecía que la cosa no iba a prosperar.
Entonces sucedió lo imposible. Un juez del condado de Springfield, demasiado ocupado para redactar una sentencia, la dejo en manos de una becaria recién salida de la facultad. La pobre chica, hoy en dia se ha cambiado de nombre por miedo a las represalias, falló en contra del famoso fabricante Colt, dictando el cierre de la empresa y la detención de todos sus responsables.
Como fichas de domino, durante los días siguientes fueron cayendo todas las grandes empresas mundiales de armamento, hasta que un par de años más tarde ya no quedaba ninguna. Las consecuencias fueron terribles: atracadores abucheados por no llevar armas, batallas entre estados dirimidas al ajedrez, aumento espectacular del paro entre los militares, aumento de la natalidad y de la esperanza de vida en todos los países, desviación de fondos de defensa a otras áreas como educación e investigación…
Y total para qué? En el momento de escribir esto el mundo es un lugar aburrido pero feliz. Y los mafiosos ahora usan cds para cortarles el cuello a sus rivales.
Evidentemente esto no es mas que un mal ensayo de humor-ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. Y por supuesto tiene copyright
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