Puente Oresund

Por increíble que parezca, hasta el año 2000 Suecia y Finlandia estaban separadas del resto de la Unión Europea por tierra: sólo podían comunicarse mediante ferry o por vía aérea y resultaba imposible pasar de una zona a otra en coche o en tren.

En 1999 se finalizaron las obras de construcción del puente de Oresund, que había de unir la ciudad sueca de Malmö con Copenhague, la capital de Dinamarca, salvando el estrecho homónimo. Los respectivos príncipes, Federico y Victoria, asistieron a ese punto final en el centro justo de la faraónica obra y un año después, tras un curioso prólogo en forma de maratón deportiva, se abría al público con presencia de los reyes Carlos Gustavo y Margarita.

El puente tiene 7.845 metros de longitud y está compuesto por 49 tableros que, anecdóticamente, se fabricaron en Puerto Real (Cádiz). El vano atirantado del centro mide 490 metros (es el más grande del mundo en su estilo) y la altura máxima que alcanza es de 57 metros. Por la parte danesa se asienta en la isla Seland mientras que al tocar la provincia sueca de Escania adopta la forma de túnel.

Sin embargo, lo más impresionante es su capacidad, pues dispone de 6 carriles para automóviles y de 2 vías ferroviarias preparadas para Alta Velocidad. Ello permite cruzar en coche en 15 o 20 minutos, aunque la mayoría de los usuarios optan por los trenes lanzadera, que tardan algo menos de media hora pero resultan bastante más baratos que el peaje.

En cualquier caso, han provocado el cierre del ferry, si bien, a cambio, los ciudadanos disfrutan ahora de una gran área metropolitana dividida en dos partes, cada una en un país diferente pero a tiro de piedra.

Foto: Dpol en Wikimedia

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