Arquitectura hoja papel

Ingrid Siliakus se defina a sí misma como «arquitecta del papel» y realmente resulta asombrosa la capacidad de esta holandesa, afincada en Amsterdam, para crear edificios, torres y otras composiciones arquitéctonicas más complejas con algo tan simple como unos folios.

Al parecer aprendió esta técnica de un maestro japonés llamado Masahiro Chatani y ahora es ella la estrella, exponiendo en museos y galerías de arte (en España estuvo en 2008, por ejemplo), además de publicar libros y vender sus obras.

Algunas son maquetas de edificios conocidos -supongo que todos habrán identificado el Guggenheim bilbaíno en la foto-, otros son inventados; los hay realistas y de tono fantástico, al estilo de Piranesi; y algunos son alucinantes libros de recortes que, al abrirlos, descubren sorpresas tridimensionales.

Ingrid tiene que diseñar previamente lo que va a hacer y luego proceder a base de cortar, doblar y pegar. Aún así, suele necesitar confeccionar 20 o 30 modelos previos antes de conseguir el definitivo. Todo un proceso en el que va añadiendo una capa tras otra hasta lograr el efecto deseado, si bien todo depende de la complejidad de lo que pretenda hacer. En ocasiones le basta una sola hoja.

Por supuesto, no siempre usa el mismo tipo de papel, pero para los grandes proyectos recurre a uno de grosor especial, entre 160 y 300 gramos. En cualquier caso, el efecto siempre es espectacular.

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