Imagen: Roberto Fiadone en Wikiemedia Commons

Acaba de cerrar uno de los lugares más emblemáticos de la literatura y la cultura en general (también del turismo, claro) de Buenos Aires: la cafetería Richmond. El domingo por la mañana los camareros, que reclaman atrasos de salarios e indemnizaciones, se encontraron el local cerrado y completamente vacío, sin sus mesas de mármol, sus billares ni sus sillones Chesterfield. Tal como se temían, el sitio pasará a se una tienda de ropa deportiva de la cadena Nike.

Esta confitería, como dicen en Argentina, era el equivalente al madrileño café Gijón, pues allí se reunían los integrantes del llamado Grupo Florida, literatos y periodistas (entre los que figuraba un joven Jorge Luis Borges) que recibían ese nombre por la calle donde se encuentran tanto el establecimiento como la redacción de la revista Martín Fierro, en la que escribían.

El Richmond fue diseñado por el arquitecto belga Jules Dormal, el mismo que hizo el bonaerense Teatro Colón, dotando de estilo inglés a aquellos 1.500 metros cuadrados que, en sus buenos tiempos, necesitaron de los servicios de 40 camareros. Fue inaugurado en 1917, por lo cual está considerado patrimonio histórico y sus nuevos dueños deberán respetar el aspecto de la fachada. Menos es nada.

Foto: Otro tigre

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