Aunque tenga nombre de compañía de servicios, Centralia es una localidad de Pensilvania, en la costa este de EEUU, que debe su fama a las minas de carbón de su subsuelo.

De ellas vivieron sus habitantes hasta que se echó el cierre en 1960 y por ellas nació una organización secreta llamada Molly Maguires que luchaba por defender los derechos de los mineros (hay una película sobre el tema, Odio en las entrañas, protagonizada por Sean Connery y Richard Harris). Lo que nadie imaginaba es que la minería daría vida al lugar pero también lo condenaría.

El subsuelo ardiente de Centralia
Foto: Lyndi & Jason en Wikipedia

En 1962 alguien cometió el error de utilizar una cantera de antracita para quemar una montaña de basura. El fuego se propagó por la veta mineral y, aunque los bomberos lograron sofocar las llamas en la superficie, el subsuelo sigue ardiendo desde entonces, ya que la antracita es tan difícil de prender como de apagar.

Sigue y seguirá porque dicha veta tiene 13 kilómetros de longitud, lo que significa combustible para dos siglos y medio más, y el fuego se localiza a unos 1.600 metros de profundidad.

Foto Mredden en Wikimedia Commons

Al principio no se le dio mayor importancia pero con el tiempo las calles empezaron a agrietarse, las casas se derrumbaban y las emanaciones de CO2 hicieron imposible vivir allí.

El Gobierno decretó el traslado forzoso de los vecinos -aunque algunos se empeñaban en seguir y hubo que expropiarles- y hoy Centralia es un pueblo fantasma… que ha inspirado un videojuego y su posterior versión cinematográfica (Silent Hill), además de empezar a atraer turistas que quieren hacerse fotos junto a las columnas de humo.

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