La Familia Real reproducida en cera en el Museo de Madam Tussaud/Imagen: Joseolgon en Wikimedia Commons

No hay que subestimar el potencial turístico de la boda real británica de mañana. Al parecer Londres acoge estos días miles de visitantes que arriban con la intención de atisbar en vivo y entre las cabezas de la multitud el traje de la novia, la figura de la Reina o algún invitado de postín. Y, si no, simplemente zambullirse en la oleada de exaltación de la monarquía local, con media ciudad decorada con la omnipresente Union Jack y coronas por todas partes. Según dicen las noticias, hace días que la gente acampa junto a la Abadía de Westminster, que ya está cerrada para el montaje de bancos, focos, cámaras y demás.

Si alguien está en la capital británica y quiere seguir el evento, vamos a reseñar una rápida síntesis del programa. Entre las 8:15 y las 9:45 irán llegando los invitados al templo. A las 10:20, mientras van entrando los representantes de las monarquías invitadas, sale el príncipe Guillermo desde Clarence House, llegando un cuarto de hora más tarde. Durante los siguientes veinte minutos hace lo propio la familia real británica; Carlos y Camilla, a las 10:42, mientras que la Reina llegará tres minutos después. A las 10:51 arranca del Hotel Goring el Rolls Royce de Kate Middleton; la ceremonia nupcial está prevista para las 11:00, con una duración de una hora. A continuación (12:15) el matrimonio se desplazará por el Mall hasta Buckingham Palace en carroza: si hace buen tiempo será descubierta, la famosa State Landau de 1902, pero se prevén lluvias así que quizá tengan que recurrir a la cubierta Glass Coach, de 1881. Tardarán quince minutos en hacer el trayecto pero si alguien no puede verlos aquí puede intentarlo cuando salgan a saludar el balcón del palacio a las 12:35, con las escuadrillas de la R. A. F sobrevolando el cielo.

Y se acabó el show porque a partir de ahí tienen fiesta privada. Toca contentarse y, si no se pudo ver gran cosa, recurrir a alternativas imaginativas. Por ejemplo, en Londres hay expuesto al público un diorama de la Royal Wedding hecho con piezas de Lego. O, para los más fans, comprar algún recuerdo del abundante em>merchandising que inunda las tiendas. Los británicos son muy aficionados a ello y estos días se ha hecho famosa Margaret Tyler (en la foto) exhibiendo su colección de 10.000 objetos sobre la familia real acumulados desde los años setenta. La mayoría, por cierto, horribles.

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