Imagen: Makalu en Pixabay

Anteayer abrió sus puertas al público la Torre de Pisa, una vez terminados los trabajos de restauración y consolidación a que fue sometida durante los últimos ocho años. En realidad podía visitarse desde 2001, puesto que las obras se realizaban de noche y, de hecho, el precio de las entradas se destinaba a financiar parte del presupuesto (7 millones de euros en esta última fase más los 30 invertidos desde 1999). Pero ahora ya es una apertura total al haberse conseguido el objetivo de reducir la inclinación de 5,5 a 3,9 grados, es decir, a niveles de hace casi tres siglos.

El campanile de la iglesia pisana nació con mal pie. Su diseñador en 1173, Bonanno Pisano, no previó que el subsuelo era blando e inestable por lo que sólo calculó 3 metros de cimientos para un edificio que habría de alcanzar 55, así que cuando apenas llevaba construidos 3 pisos hubo que parar la obra porque ya se detectó un desvío de 5 centímetros. Un siglo después Giovanni di Simone retomó los trabajos añadiendo otras 4 plantas, lo cual aumentó la inclinación y obligó a detenerse de nuevo. En 1372 Tommaso Pisano se atrevió a incorporar el campanario que faltaba; para entonces la torre estaba inclinada 1,40 metros. Curiosamente, su peso (14.500 toneladas), compactó el subsuelo, lo que mejoró la estabilidad. Pero en 1835 Alessandro Gherardesca sustituyó parte del suelo natural por otro de mármol con resultados nefastos: la torre empezó a inclinarse 1,2 milímetros al año.

Esto fue un peligro pero también atrajo la atención del turismo. No obstante en 1994 hubo que cerrar al público para intentar poner solución a un problema que, de seguir así, terminaría en un derrumbamiento. Lo primero fue ponerle un contrapeso en la parte norte: 690 toneladas de plomo en barras y anclajes a 40 metros bajo tierra. Cuatro años más tarde se le colocaron unos tirantes de acero de 100 metros de longitud para sostenerla mientras, ya en 1999, se procedía a extraer tierra del subsuelo con tubos. La nueva medida fue un éxito y asegura la supervivencia de la torre para el futuro.

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