Imagen: Christopher Michel en Wikimedia Commons

Hoy zarpó de Cádiz el buque oceanográfico español Hespérides, de la Armada Española, para iniciar la Expedición Malaspina. Este viaje ha sido bautizado así en honor del que capitaneó el marino Alejandro Malaspina al mando de las corbetas Atrevida y Descubierta a finales del siglo XVIII (1788-1794). Entonces se emplearon cinco años en circunnavegar el globo y los territorios coloniales del Imperio Español recogiendo especímenes, dibujando la fauna y flora y levantando mapas y cartas náuticas que se utilizaron a lo largo de todo el siglo XIX. Esta vez serán siete meses visitando Río de Janeiro, Ciudad del Cabo, Perth, Sidney, Auckland, Honolulú, Panamá y Cartagena de Indias antes de regresar al puerto de Cartagena a mediados de julio de 2011; en total 42.000 millas náuticas.

Dos siglos después de la muerte del genial marino español -se cumplen este año- el Hespérides viaja llevando a bordo 57 marineros y 400 científicos (entre ellos algunos de la NASA) de especialidades diversas como Física, Biología, Oceanografía, Genética, Química e Historia aunados gracias a un presupuesto de 6 millones y medio de euros que aportan el Programa Consolider, CSIC, la Fundación BBVA o el Ministerio de Ciencia y Tecnología, entre otros. El jefe científico de la misión es el lisboeta Carlos M. Duarte, profesor del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados del CSIC.

Y esa misión consiste en estudiar el calentamiento de los océanos recogiendo muestras de aire, agua, plancton hielo de diferentes épocas que permitirán establecer las condiciones atmosféricas y los componentes en cada una. Se hará en 350 puntos y a distintas profundidades, hasta 5.000 metros, algo que suministrará valiosa información sobre la composición del mar y su fauna y flora. Para ello se cuenta con un extraordinario artefacto diseñado por la Universidad de Cádiz, una roseta con 24 botellas Nishkin que permitirá llenarlas y manejarlas por control remoto.

Al menos en esta ocasión el final será más feliz. Al año de volver, Alejandro Malaespina presentó su informe titulado Viaje político-científico alrededor del mundo que, al ser bastante crítico con la gestión que vio de las colonias (abogaba por concederles autonomía dentro de una confederación), no sentó nada bien y fue prácticamente ignorado. El marino se involucró entonces en una conspiración contra Godoy y, descubierto, terminó en el Castillo de San Antón (La Coruña) condenado a 10 años de prisión. Salió poco después por mediación de Napoleón y marchó a su Italia natal sirviendo al Emperador hasta su muerte en 1809.

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