Preikestolen/Imagen: Sergey Ashmarin en Wikimedia Commons

Noruega tiene como principal atractivo turístico su bien cuidado entorno natural. La lista es larga pero existen tres sitios que atraen la atención del visitante por su fotogenia y belleza. El primero de ellos es el Preikestolen (Púlpito), una meseta plana de 25 metros cuadrados que se ha convertido prácticamente en símbolo del turismo del país. Recibe a cien mil personas cada año pese a que hay que subir 604 metros para llegar. Pero no es un ascenso difícil -hay zonas de descanso y aseos durante el camino- y una vez arriba la vista es impresionante.

El segundo el Kjerag, una montaña de la región de Staranger que se asoma, cortada a pico, sobre el fiordo Lyse. Para subir hay que llegar hasta la localidad de Lysefjord y desde allí trasladarse hasta la falda del pico (hora y media). Luego toca esforzarse un poco para la subida de más de mil metros (es uno de los mayores acantilados del mundo), que puede ocupar otras tres o cuatro horas de ida y vuelta (salvo que uno sea practicante de jumping y prefiera bajar saltando en caída libre). Un paraíso para escaladores.

Kjerag/Imagen: Scoundrelgeo en Wikimedia Commons

El tercero el Kjeragbolten, no lejos del anterior. Se trata de una roca que, por azar natural, ha quedado encajada en una grieta entre dos paredes, de manera que hace las veces de puente entre ambas (por eso la llaman Piedra de paso). Mide unos 5 metros cúbicos y pasar sobre ella significa casi estar en el aire , con mil metros de abismo debajo.

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