Imagen: Godromil en Wikimedia Commons


Hablar de fiestas en Venecia es hablar inevitablemente del Carnaval, por supuesto. Pero hay otra festividad mucho menos conocida, porque es exclusivamente local, aunque debería considerársela tanto o más representativa de esta ciudad medio tierra medio mar: la Vogalonga.

Que además también hunde sus raíces en la Historia pues se celebra el 23 de mayo, que era el día en que el Dux celebraba la ceremonia ritual del matrimonio con el mar; una auténtica metáfora de la vocación esencial de Venecia.

Sin embargo ya no hay Dux y a su fabuloso Bucentauro, aquella espectacular embarcación recargada de decoración hasta el extremo y brillante por la pátina de oro que la cubría, sólo la conocemos por los cuadros de los artistas. La realidad actual es mucho más prosaica y la Vogalonga se originó en 1975 de la mano de un grupo de ciudadanos hartos de ver sus canales profanados por las lanchas motoras que ensuciaban sus aguas con gasolina y atronaban los oídos con el ruido de los caballos de vapor. Fruto de sus protestas y gestiones consiguieron permiso para organizar una regata al viejo estilo: nada de modernidades sino vuelta, por un día, al viejo estilo, el del remo.

Se sale de la bahía de San Marcos a las 9 de la mañana y hay que llegar hasta la isla de Burano para luego regresar; en total, 30 kilómetros de esfuerzo y sudor que el ganador puede hacer en un par de horas pero que a la mayoría de los miles de participantes les llevará tres veces más. De hecho ni se plantean competir en serio porque la Vogalonga, más que una carrera, es una parada divertida y colorista donde lo que buscan casi todos es pasarlo bien. Por eso visten típicos jerseys a rayas, sombreros de paja con cinta o disfraces, y navegan en sus engalanados botes (y góndolas, y canoas, y kayaks, y …) a ritmo musical ante la multitud que abarrota las orillas. Una locura. Una stravaganzza.

El que pueda, que se acerque a verla. En Vuelos Baratos, por ejemplo, encontrará muchas ofertas.

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