Compiègne es una tranquila población situada a unos 65 kilómetros de París. Un bosque cercano y un castillo serían sus principales puntos de interés para un turista salvo que visite el lugar un fin de semana como éste. Porque Compiègne tiene un hueco en la Historia de Francia al ser el lugar en el que Juana de Arco cayó prisionera, iniciando así su camino hacia la muerte, la gloria y la canonización.
No vamos a contar aquí las aventuras de este peculiar personaje, por otra parte bastante conocidas. Sí cabe recordar que Juana llegó a Compiègne al mando de una pequeña tropa de medio millar de hombres con la intención de levantar el sitio a que estaba sometida la ciudad por parte de los borgoñones pero, envuelta en una escaramuza en un puente sobre el río Oise, resultó herida por una flecha. Sin posibilidad de refugiarse tras las murallas porque el gobernador mandó izar el puente levadizo para impedir la entrada al enemigo, Juana fue derribada de su caballo y capturada por el ejército de Juan de Luxemburgo, mercenario al servicio del duque de Beaulieu. En el castillo de éste permaneció encerrada -intentó huir infructuosamente por una ventana- hasta que se la entregó a los ingleses, quienes se la pasaron a la Inquisición. El resto ya se sabe: proceso, ejecución en la hoguera y subida posterior a los altares, convirtiéndose en la heroína nacional francesa por unificar territorialmente el país.
Hoy en día se pueden encontrar estatuas suyas por todas partes pero antes hablábamos del fin de semana porque su figura recobra vida en una curiosa fiesta que empieza el sábado 23 en Compiègne. Se trata de una recreación histórica, afición muy habitual en Francia aunque las asociaciones culturales del ramo suelen dedicarse más a Napoleón. En este caso la Association del Compagnons de Jehanne rememoran la estancia de la santa en la ciudad aquel mismo día de 1430. Una joven ataviada con armadura interpreta el papel de Juana encabezando una comitiva que entra en el casco urbano en procesión, en medio del entusiasmo popular, música, baile y trajes de época, por la misma puerta que lo hiciera la auténtica. La alegría continúa toda la jornada hasta bien entrada la noche en una fiesta medieval como las muchas que hay por Europa.
El domingo por la mañana continúan los actos en la iglesia de Saint Jacques y luego, por la tarde, Juana se dirige al puente sobre el río donde perdería la libertad y, a la postre, la vida, escenificándose el suceso. Si les apetece comprobarlo de primera mano pueden buscar vuelos baratos y alojamiento en la zona.
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