Por medio de Bloguzz soy el afortunado poseedor de una toalla Bubel. Les parecerá raro que les hable aquí de toallas, pero recuerden que

una toalla es el objeto de mayor utilidad que puede poseer un autoestopista interestelar. En parte, tiene un gran valor práctico: uno puede envolverse en ella para calentarse mientras viaja por las lunas frías de jaglan Beta; se puede tumbar uno en ella en las refulgentes playas de arena marmórea de Santraginus V, mientras aspira los vapores del mar embriagador; se puede uno tapar con ella mientras duerme bajo las estrellas que arrojan un brillo tan purpúreo sobre el desierto de Kakrafun; se puede usar como vela en una balsa diminuta para navegar por el profundo y lento río Moth; mojada, se puede emplear en la lucha cuerpo a cuerpo; envuelta alrededor de la cabeza, sirve para protegerse de las emanaciones nocivas o para evitar la mirada de la Voraz Bestia Bugblatter de Traal (animal sorprendentemente estúpido, supone que si uno no puede verlo, él tampoco lo ve a uno; es tonto como un cepillo, pero voraz, muy voraz); se puede agitar la toalla en situaciones de peligro como señal de emergencia, y, por supuesto, se puede secar uno con ella si es que aún está lo suficientemente limpia. (La Guía del Autoestopista Galáctico, Douglas Adams)

Así pues, y dado que según aseguran en el press kit «sus propiedades técnicas son la hostia», no podía resistirme a probarla. En primer lugar advertir que las toallas Bubel no son toallas normales, como esas que solemos llevar a la playa. En realidad su tejido y textura se parecen más a esas toallas de piscina de última generación que ahora se ven mucho, extremadamente delgadas y superabsorbentes. Lo primero que se le viene a uno a la cabeza al abrir y extender su toalla Bubel es «hala, ya tengo un mantel». Pero no. Los diseños son realmente originales, incluso hay alguno realmente friki. Lo que más me llama la atención en lo poco que ocupa una vez doblada, y lo poco que pesa. Nada que ver con las típicas toallas de algodón.

Dicen que se secan un 25 por ciento más rápido que las normales, que los colores resisten bien el sol, que no hay que plancharlas, que son anti alergénicas. Para mi lo más importante es la capacidad de absorción. Dicen que hasta un 400 por ciento más que las toallas tradicionales. No se si será un 400 o un 200, pero el caso es que secan bien. Así que ya se ha convertido en mi toalla de piscina favorita.

Están hechas de poliéster y poliamida, materiales sobre los que luego se aplican diferentes tratamientos que le dan el acabado y características finales.

Bubel es una empresa catalana fundada en 2008, que ha sabido conjugar el arte con las prendas de una manera realmente interesante, y sobre todo armar una campaña atractiva bajo el eslogan ‘Bubel kills the towel’. Si tuvieran app para el iPhone serían la toalla de cabecera de Steve, no lo duden. Dicen que Bubel es a la toalla lo que el ordenador es a la máquina de escribir. Seguramente también lo que el iPhone es al teléfono de toda la vida. Si quieren echarle un vistazo dirijánse a bubeldesigns.com.

Por cierto, el modelo que me han enviado ha sido el Flower Power, de la colección 2009.

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2 respuestas a “Toallas interestelares”