Siempre me lo he preguntado ¿o ustedes no? con Internet y los usuarios siendo tan presentes y tan generadores de contenidos y no sólo en los blogs nos preguntamos de vez en cuando algunos: ¿Qué pasaría si nos morimos con los blogs, los contactos de Twitter, los amigos de Facebook?
Más de alguno dirá que le da igual, que es lo que menos le importa, pero sé que no todos tenemos el mismo nivel de apego con la gente (al menos con parte de esa gente) que conocimos por Internet. Hay proyectos comunitarios, blogs que se escriben con varios autores, proyectos solitarios seguidos con bastante interés, gente que se sigue con cariño casi a diario en relaciones de amistad en salas de chat, en blogs o en redes sociales pero que no tienen la fortuna de conocerse personalmente.
¿Has pensado en avisarle a toda esa gente que te leyó que te pasó algo muy grave y no puedes volver? ¿Serías capaz de pedirle a alguien que tuviera tu usuario y contraseña para escribir tu epitafio online?
Me hace recordar el caso de Soledad, una bloguera española que, según el último artículo de su blog muere trágicamente en un viaje al extranjero. Podría ser cierto, falso, quién sabe, aunque no tendríamos por qué no creer en el testimonio final.
Una historia tan conmovedora como la anterior fue la que ocurrió con el Mayor Olmsted del Ejército de los Estados Unidos, bloguero también que decidió redactar un artículo por si moría en la guerra, el que dejó en manos de un amigo por si le ocurría algo, lo que finalmente sucedió.
En lo otro que pienso es en la cantidad de personas que desaparecen súbitamente de sus blogs, de muchos de ellos asumimos el abandono pero otros tienen motivaciones diferentes o impedimentos como un accidente con secuelas, un cambio radical de vida o la misma muerte. Por ejemplo con la incierta desaparición de Javi Moya muchos lectores quedaron impactados y varios especularon con su muerte o con lo que le habría hecho abandonar la web por completo, el caso más emblemático de desaparición (no muerte) en castellano.
Volviendo al tema de la muerte, varias redes sociales tienen políticas definidas para tratar con casos comprobados de perfiles de usuarios que han fallecido, la mayoría borra directamente todo a petición familiar, no obstante algunas como LiveJournal tienen una comunidad dedicada a recopilar información de usuarios muertos por sus familiares y amigos para rendirles un homenaje, y no borrar sus cuentas.
El dilema está en que la persona en la red no desaparece al morir, algunas familias consideran que el duelo no está completo y el recuerdo les hace daño, otras consideran que su permanencia en las redes sociales sirve para rendirles un tributo especial. Por otro lado los amigos de Internet quizás querrían saber del estado del amigo desaparecido, o sobre todo los más apegados, los que hablaron con él últimamente, los que tenían historias en común, los que se abrieron íntimamente a conversar de temas no tan absurdos. También juega un rol ese debate respecto a la amistad en la red, a si existe realmente o no, dada la mera falta de contacto físico.
Ciertamente no es lo mismo un blog y menos si hay pensamientos e historias o artículos serios que un perfil de Facebook que podría perfectamente borrarse y no causar mayor daño. Me parece que más de algún blog puede ser un verdadero legado post-mortem.
¿Viste algún otro caso como los observados arriba? ¿Alguien con quien te encariñaste mucho desapareció sin más un día y aún le recuerdas?
¿Hay gente que te extrañaría en la red?
En un contexto de vidas mucho más expuestas publicamente a través de la red ¿desearías que tus contactos de redes sociales supiesen de tu muerte o de algo realmente grave que te impida seguir viéndoles?
¿Has pensado en darle tu usuario y contraseña a un amigo/a o familiar por si ocurre algo contigo?
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Soldier’s Home (Newsweek): An Army blogger’s death and his final posthumous post
La imagen pertenece a Tanakawho y es Creative Commons
Escrito por Francisco Fuentes
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