Stanislav Petrov salvó al mundo de una catástrofe nuclear en 1983, no haciendo absolutamente nada. En aquel tiempo Petrov era el teniente coronel encargado de una estación soviética de satélites que vigilaban a los Estados Unidos.

El 26 de septiembre de ese año los monitores de la estación dieron la alarma: cinco misiles norteamericanos se dirigían a territorio soviético. Petrov sólo tenía que apretar el botón rojo para desencadenar la respuesta nuclear soviética. Y no lo hizo. En tan sólo unos pocos minutos tuvo que valorar la situación y llegar a la conclusión de que se trataba de un mal funcionamiento del sistema.

«La gente no empieza una guerra nuclear con sólo cinco misiles» (Stanislav Petrov)

Los soviéticos le obligaron a jubilarse y retirarse anticipadamente por no haber seguido el protocolo. Pero con su acción Petrov nos salvó de una guerra nuclear.

Todo esto no se supo hasta 1998, cuando uno de los oficiales bajo el mando de Petrov que fue testigo de la situación publicó un libro donde contaba lo que había visto.

A Petrov le fue concedido el premio World Citizen Award de las Naciones Unidas.

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