Mark Olson ha vuelto a hacerlo. Una vez más factura el álbum más delicioso del año. Un disco sin tiempo ni espacio, un universo propio a caballo entre el folk y lo que hoy se denomina Americana.

The Salvation Blues es un álbum de fantásticas melodías que acompañan a su voz plácida y aguda, como meciéndose sobre las olas de una realidad en ocasiones triste, desesperante, y otras veces alegre y bucólica. Cierto que todos sus últimos discos, ya sea en solitario, acompañado por su mujer Victoria Williams o por los Creekdippers, tienen un tono similar, suenan parecidos. Pero es que su música es irresistible. Una vez que te atrapa ya no puedes escaparte de su hechizo campestre y melancólico.

Ojo, que esto no es country ñoño ni folk pasado de moda. Se trata de un sonido crepuscular, quizá sólo apto para determinados estados de ánimo, que el ex-Jayhawks viene desarrollando desde que abandonase su banda y se retirase al desierto con su mujer, aquejada de esclerosis múltiple. Un sonido muy particular y personal que deja profundas heridas en el corazón del que escucha. Siempre que sepa escuchar, claro.

Y qué decir de la presentación física del álbum. Editado como si fuera un librito, con sus tapas y sobrecubiertas, incluso con el sello de la biblioteca estampado en el cd y su libreto. Original y bonito, si señor.

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