Es sabido que una directiva de la Unión Europea establece que para el año 2020 el 15% de la energía de todos los países que la integran debe proceder de fuentes renovables. Y poco hay más renovable que las heces humanas, cuya producción es constante. Por ello las empresas que forman la red de suministro de Reino Unido, British Gas, Thames Water y Scotia Gas Networks, han empezado una experiencia piloto en dos centenares de hogares del condado de Didcot (Inglaterra): reciclar los desechos orgánicos que se acumulan en las aguas residuales de los vecinos para, a través de un proceso que lleva tres semanas, reconvertirlos en gas para calefacción.
Al parecer la transformación se lleva a cabo mediante bacterias anaerobias que transforman la materia en electricidad, dejando como desecho secundario biometano; este gas es inodoro y transportable hasta los hogares a través de las tuberías normales. Si la experiencia tiene éxito se procederá a extenderla a todo el territorio.