Amarna (Tell el -Amarna) fue la ciudad que mandó construir el faraón egipcio Akenatón para convertirla en su nueva capital, centro del culto al nuevo y herético dios Atón, a mediados del siglo XIV a.C.

Estaba situada a medio camino de las otras dos grandes ciudades del momento, Tebas y Menfis, pero solo 15 años después de su fundación, con la muerte de Akenatón en 1332 a.C., sería abandonada y reducida a ruinas bajo el reinado de Tutankamón, quien restauraría la antigua religión egipcia.

Entre 2006 y 2013 las excavaciones arqueológicas que se llevan a cabo en el lugar se centraron en los cementerios donde están enterrados los trabajadores que participaron en la construcción de la ciudad. En primer lugar se investigó el cementerio sur, que proporcionó los datos esperados en cuanto a distribución por sexos y edades. Una mezcla bastante uniforme de hombres y mujeres adultos y una alta mortalidad infantil, de niños de menos de siete años.

Pero en 2015 comenzaron las excavaciones en el cementerio norte, otra serie de tumbas, esta vez mucho más sencillas y pobres que las anteriores, como relata Mary Shepperson en The Guardian, quien participó en ambas campañas arqueológicas. Lo que encontraron aquí sorprendió a los investigadores, dejando en el aire una inquietante cuestión.

Ruinas de Amarna / foto Isawnyu en Wikimedia Commons

Porque la mayoría de los esqueletos que recuperaron allí, muchos de ellos amontonados en tumbas colectivas, sin rastro de objetos ceremoniales ni pertenencias, eran de individuos muy jóvenes.

El análisis de los 105 esqueletos hallados en el cementerio norte se completó recientemente por la doctora Gretchen Dabbs de la Universidad del Sur de Illinois, y vino a confirmar las sospechas de los arqueólogos. Que más del 90 por ciento de los esqueletos corresponden a individuos de entre 7 y 25 años de edad en el momento de su muerte, la mayoría de ellos por debajo de los 15 años.

La edad de 7 a 25 años era en la Antigüedad el tramo habitual en que se producían menos muertes, una vez superada la infancia la salud se fortalecía y volvía a declinar a partir de esa edad. Sin embargo las personas enterradas allí parecían haber muerto exclusivamente durante ese tramo de edades. Además, los niños menores de 7 años, cuya presencia en las necrópolis es normalmente abundante, no aparecían por ningún lado. Es decir, las tumbas del cementerio norte muestran un patrón completamente opuesto a la demografía del período.

Uno de los enterramientos juveniles investigados / foto Mary Shepperson-The Amarna Project

Las patologías mostradas por los esqueletos ofrecían además un curioso abanico de traumas y condiciones degenerativas poco común en esas edades, como que hasta un 10 por ciento mostrase haber desarrollado osteoartritis. El 16 por ciento de los menores de 15 años había sufrido fracturas en la columna vertebral y otros daños asociados normalmente al trabajo con grandes pesos.

La explicación que encuentran los arqueólogos es que estas personas constituían una fuerza de trabajo infantil y adolescente obligada a realizar labores pesadas. La ausencia de esqueletos de adultos puede significar dos cosas, o bien al llegar a la madurez eran relevados por trabajadores más jóvenes, o bien nunca llegaban a esa edad.

El hecho de que se los haya encontrado en tumbas colectivas y sin prácticamente ajuares funerarios indicaría que los cuerpos nunca fueron retornados a sus familias, quienes seguramente se hubieran ocupado de darles una sepultura más digna, de acuerdo a sus creencias. Se iban enterrando en masa, según iban mueriendo en las canteras donde trabajaban extrayendo piedra para las nuevas construcciones de Amarna.

Amarna en la actualidad / foto Mary Shepperson-The Amarna Project

Ahora los investigadores quieren ir más allá, y tratar de determinar si los niños procedían de familias egipcias, como un tributo para el levantamiento de la nueva ciudad, o bien eran hijos de esclavos, y por tanto mano de obra reemplazable y desechable.

Otra de las opciones que se barajan es que se trate de poblaciones deportadas desde lugares lejanos, lo que explicaría la falta de contacto familiar. Sin embargo, de los pocos objetos encontrados in situ, como fragmentos de cerámica, no se puede deducir que no fueran egipcios. Un futuro análisis de ADN arrojará luz sobre esta cuestión.

Sin embargo lo que si tienen claro los arqueólogos es que las evidencias encontradas en el cementerio norte establecen la posibilidad de que Akenatón construyera su gran ciudad, en parte, con mano de obra infantil. Ello explicaría también la rapidez con que se levantó.

¿Significa eso que niños fueron empleados en la construcción de otros monumentos egipcios en diferentes épocas? Según los investigadores los datos son muy escasos para poder establecer comparaciones. Pero quizá ahora veamos los grandes monumentos egipcios con otros ojos.


Fuentes

The Guardian / The Amarna Project / Wikipedia


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